Belén Chavanne y Aixa Campos se conocieron hace catorce años y se sienten familia. “Cuando estamos juntas es como estar de vacaciones”.

&ldquo;Catorce a&ntilde;os atr&aacute;s en Nueva York&rdquo;, as&iacute; comienza esta historia de amistad. <a href="https://www.instagram.com/aixacampos/">Aixa Campos</a> estaba estudiando direcci&oacute;n de cine cuando, de la nada, le lleg&oacute; un mensaje por Facebook invit&aacute;ndola a una fiesta en el Barrio Chino. Era <a href="https://www.instagram.com/bebchavanne/?hl=es-la">Bel&eacute;n Chavanne</a>, que estaba en la ciudad por unos d&iacute;as y hab&iacute;a escuchado hablar muy bien de ella, as&iacute; que le escribi&oacute;, &ldquo;de lanzada&rdquo;, siguiendo una intuici&oacute;n. Habr&aacute; sido la magia del momento o el destino ya estaba escrito, pero en esa salida sellaron una amistad que muy r&aacute;pidamente se transform&oacute; en hermandad; se convirtieron en familia.

&ldquo;Fuimos de cero a cien en un instante&rdquo;, recuerda ahora Bel&eacute;n. La escena era de pel&iacute;cula, como todo lo que sucede en esa ciudad. Las ahora modelos fueron a una fiesta tan original, tan loca, que no recuerdan mucho. &ldquo;La gente se prend&iacute;a fuego, era rar&iacute;simo&rdquo;, cuenta Aixa, pero lo importante de la an&eacute;cdota no estaba ah&iacute;, en la excentricidad neoyorkina, sino en que estas dos chicas se fueron a la vereda, se sentaron en el cord&oacute;n y ah&iacute;, charlando (o &ldquo;hangueando&rdquo;, como dice Aixa), se forj&oacute; un v&iacute;nculo central en sus vidas. No pas&oacute; mucho, creen que fue a la cuarta vez que se vieron, que decidieron viajar juntas de vacaciones.&nbsp;

&ldquo;Fue muy intuitiva nuestra relaci&oacute;n&rdquo;, dice Aixa. En el transcurso de catorce a&ntilde;os de amistad, hubo &eacute;pocas en que se vieron m&aacute;s que en otras, pero el v&iacute;nculo es cotidiano. No se cruzaron en ninguna producci&oacute;n, pero tienen planes y comparten las ideas y el entusiasmo cada vez que hablan de futuros proyectos en conjunto. Las dos trabajan pensando contenidos creativos y nuevas formas de narrar historias. Tambi&eacute;n son dos it girls que los medios adoran. Bel&eacute;n, adem&aacute;s, es actriz. Una de las primeras apariciones en la tele fue en Casi &aacute;ngeles y particip&oacute; en la pel&iacute;cula El ciudadano ilustre y en la serie Monz&oacute;n (las dos &uacute;ltimas se pueden ver en <a href="http://netflix.com">Netflix</a>).&nbsp;

&ldquo;Nos potenciamos un mont&oacute;n y tenemos muy poca capacidad de autoenga&ntilde;o si la otra est&aacute; presente. Eso es algo muy especial&rdquo;, suma Bel&eacute;n. Entre ellas se dicen &ldquo;enana&rdquo;, porque ninguna de las dos tiene la estatura de la &ldquo;manequin lunga&rdquo;, que brillaba en las pasarelas de los 90. La belleza de su v&iacute;nculo est&aacute; en la elecci&oacute;n cotidiana, la transparencia y la familiaridad. Cuando una habla de la otra, ambas sonr&iacute;en; se sienten orgullosas de su v&iacute;nculo. &ldquo;Estar con Aixa es como estar siempre de vacaciones&rdquo;, dice Bel&eacute;n, y se r&iacute;e por la frase que le sali&oacute; festiva, sincera y un poco clich&eacute;. Aixa confirma: &ldquo;no quiero decir una obviedad, pero ella es la familia que eleg&iacute;&rdquo;.

Belén Chavanne. Fotografía: Alejo Pichot. Estilismo: Silvana Grosso

Aixa Campos. Fotografía: Alejo Pichot. Estilismo: Silvana Grosso

El contacto con la naturaleza es primordial para ambas. Aixa hace equitaci&oacute;n y su caballo, as&iacute; como su perro, son fundamentales en su vida. Bel&eacute;n tambi&eacute;n siente lo mismo por su mascota, pero lo extiende a todas las especies: &ldquo;Los animales y los humanos no somos tan distintos. A las personas hay que conocerlas, testearlas antes de confiar, en cambio con los animales es instintivo, somos hermanos&rdquo;. La conversaci&oacute;n sobre nuevas formas de vincularse con ellos parece aceitada, posiciones claras y sin eufemismos. &ldquo;Tenemos que cuestionar nuestros h&aacute;bitos y consumos&rdquo;, dicen las dos en relaci&oacute;n con la carne y dem&aacute;s alimentos de origen animal.

Las coincidencias se siguen multiplicando. En lo que respecta a los movimientos de mujeres, el tema est&aacute; en ellas y lo dialogan de manera frecuente. No son ajenas a lo que se vivi&oacute; en las calles desde el 2015 con Ni una menos, y fue Bel&eacute;n la que llev&oacute; a Aixa a su primera marcha. Acercar a una amiga a algo que le va a cambiar la forma de ver las cosas puede ser arriesgado, pero ellas fortalecieron a&uacute;n m&aacute;s la relaci&oacute;n. Aixa admite: &ldquo;Aprendo mucho de ella&rdquo;.

&ldquo;La amistad es el espacio en el que me formo y practico lo que necesito para interactuar con el mundo&rdquo;, plantea Bel&eacute;n. Algo as&iacute; como un campo donde ejercitar la empat&iacute;a, la tolerancia y la paciencia, un espacio para ser franca y construir una mejor versi&oacute;n de s&iacute; mismas o, como dice ella: &ldquo;el espacio donde una puede mostrarse sin editarse&rdquo;. Estas chicas est&aacute;n atentas la una a la otra. Desde la vereda del Barrio Chino de Nueva York al &ldquo;hangueo&rdquo;, edificaron las bases de un v&iacute;nculo de hermanas, que parece incondicional. En un &aacute;mbito laboral competitivo y en apariencia hostil, el impulso que tom&oacute; Bel&eacute;n para escribirle aquella vez hace catorce a&ntilde;os es celebrado y honrado con las palabras, las sonrisas y los cuidados que se mantienen en el tiempo. Sin darse por sentado, cada una relata a la otra con la generosidad propia del tesoro que se elige y se lleva en el coraz&oacute;n.

Fotograf&iacute;as por Alejo Pichot y estilismo de Silvana Grosso.&nbsp;

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