Pasi&oacute;n por la ropa, las ferias vintage, la cultura drag y la creaci&oacute;n de personajes sobre el escenario.

&iquest;Cu&aacute;l es la verdadera Juliana Gattas? La diva que surge de entre p&uacute;blico con sus labios rojos pegados al micr&oacute;fono, enrollada en una boa de plumas y sobre un cisne blanco gigante como un Obelisco, que la transporta hasta el escenario. &iquest;O acaso es la que llora borracha en un ba&ntilde;o ajeno? &iquest;La que est&aacute; toda montada, impecable, pero sola en la cama esperando que sea el momento de salir al show? &ldquo;Soy la segunda, sin dudas&rdquo;, dice desde un hotel en Barcelona.
Los dos son un personaje, aclara, pero la realidad se parece m&aacute;s a esa diva un poco pat&eacute;tica, un poco torpe, como una estrella hollywoodense que supo vivir tiempos dorados de flashes, de oro, de vestidos de sat&eacute;n, gasa o seda como los de antes, los buenos, y ahora se queda con esa nostalgia, mirando un poco desde afuera los filtros de la posmodernidad. "Es el rol que definitivamente eleg&iacute; toda mi vida, desde que actuaba en una variet&eacute; o sal&iacute;a sola a cantar jazz, es la persona/el personaje que se delineaba espont&aacute;neamente". Es Billie Holiday, su influencia principal, ese tipo de personajes en pel&iacute;culas, las mujeres rotas con las que una empatiza, "que ve&iacute;as que todo estaba mal pero al mismo tiempo hermoso. Siempre me gust&oacute; mucho eso".
Juliana se siente siempre medio fuera de lugar, y es lo que dice en sus redes, como eso que parece un sketch: cree que alguien la reconoci&oacute; en la calle y al devolver el saludo a la supuesta fan se da cuenta de que en realidad era para la persona que estaba sentada detr&aacute;s de ella. "Soy m&aacute;s bien eso, una diva decadente", admite.&nbsp;
Antes de empezar la entrevista hablamos sobre los trajes sastreros de la producci&oacute;n de fotos de L'Officiel, de los colores c&aacute;lidos y de un estilo que nunca us&oacute;. Ese imaginario delicado y de "lujo silencioso" no desentona con la habitaci&oacute;n luminosa y clara del hotel. Tiene un vestido camisero de punto blanco y el pelo bien prolijo para atr&aacute;s. Pero no tarda mucho en decir que, en realidad, en su interior, ella quiere ser una drag queen. O se corrige: &ldquo;Eso que hago en Miranda!&rdquo;. En el d&uacute;o que integra con Ale Sergi desde 2001, es un personaje que se acerca mucho a la exageraci&oacute;n teatral, brillante y queer de una drag. "M&aacute;s que jurada en La Voz deber&iacute;a serlo en RuPaul's Drag Race", se r&iacute;e. &iquest;Se ver&aacute; como una Michelle Visage? Para m&iacute; es una Sasha Velour, toda dram&aacute;tica, con p&eacute;talos rojos que caen desde debajo de su peluca colorada.
"En Miranda! intent&eacute; que se filtrara un poco ese personaje de perdedora, pero decant&oacute; por la l&iacute;rica que compon&iacute;a Ale, que no iba a ser la perdedora sino la victimaria, que es algo muy divertido de interpretar. Soy yo, en las canciones, la que lo enga&ntilde;a, no le da pelota y lo hace sufrir. Construimos juntos esa telenovela", admite.
&iquest;C&oacute;mo pasa de ser la que est&aacute; sola, en la cama, toda montada para una fiesta, aburrida haciendo tiempo, a ser la drag sobre el escenario? &iquest;C&oacute;mo se negocia el estado an&iacute;mico para pasar de una Juliana a la otra en tan poco tiempo? Dice que despu&eacute;s de tantos a&ntilde;os conf&iacute;a en el proceso, que va dando pasos que son siempre iguales hasta llegar al abismo que es el show, que siempre es distinto, aunque las canciones sean las mismas.
Juego de preparaci&oacute;n
"Empieza con montar a la diva", dice. &ldquo;Montar&rdquo; es una palabra que usan las drags para describir el proceso de transformaci&oacute;n exagerada del personaje previo al show: ropa extrema, maquillaje total, peluca, tacos, movimientos, utiler&iacute;a. "A medida que se completan los pasos, el entusiasmo aumenta. Puede que tenga fiaca, pero una vez que las cosas se van armando me dan ganas de jugar. Y eso se completa con la gente que te est&aacute; esperando".
A partir de ah&iacute; siempre pasa algo distinto. Juliana lo enumera: en Argentina o en M&eacute;xico sabe que el p&uacute;blico canta m&aacute;s fuerte que ella, entonces tiene que estar tranquila, concentrarse y escucharse para cantar bien. En otros lugares la gente est&aacute; expectante, como diciendo &ldquo;A ver, convenceme&rdquo; y Miranda! tiene que darlo todo. "No es algo sistem&aacute;tico, nunca es rutina, nunca no tengo ganas de estar ah&iacute;. Era el sue&ntilde;o de mi vida, todav&iacute;a es el sue&ntilde;o de mi vida, amo subirme a los escenarios a hacer locuras en los shows".
Ese juego de preparaci&oacute;n es como jugar a las mu&ntilde;ecas consigo misma, es como cuando Juliana era ni&ntilde;a y las Barbies eran sus aliadas creativas: las vest&iacute;a, les hac&iacute;a un escenario, pero cuando estaba todo el set preparado el juego se terminaba porque no hab&iacute;a espectador. Ahora hay un otro, muchos otros, cientos, miles de personas que la ven en su proyecto solista &ndash;present&oacute; Maquillada en la cama, su disco debut del a&ntilde;o pasado, que gan&oacute; como Mejor Album Pop Alternativo en los Premios Gardel 2025&ndash;&nbsp; y en Miranda!, que cuenta ya con diez discos. Desde el m&iacute;tico Es mentira, del 2002, hasta los Hotel Miranda! donde cada canci&oacute;n revisita los viejos hits, los renueva con un sonido m&aacute;s moderno y en colaboraci&oacute;n con artistas latinoamericanos como CA7RIEL, Lali, Emilia, Mar&iacute;a Becerra, entre otros. Ah&iacute;, junto con Melanie Ant&oacute;n, la directora de arte de todos los videoclips, crearon el concepto de que cada canci&oacute;n iba a contar una historia/personaje dentro de un hotel. Y el mundo que crearon juntas es divertid&iacute;simo.
M&aacute;s que moda
"La indumentaria me encanta, por eso siempre pienso que decirle moda le queda chico con toda la pasi&oacute;n que tengo". Juliana asegura que desde chica tiene tres pasiones: un poco la m&uacute;sica, un poco mirar pel&iacute;culas y un poco mirar revistas. "Todas las cosas que a m&iacute; me gustan siempre estuvieron juntas, y ahora que estoy m&aacute;s grande y tuve suerte, se est&aacute;n juntando a la vista de todos, en mi amor y adentro m&iacute;o". La infancia para ella era recortar figurines, siluetas, intentar enganchar desfiles en la tele, las fotos del Met Gala, los conciertos de Madonna, de Celine Dion. Hoy, si pudiera entrar a la casa de cualquier diva para ver qu&eacute; hay en su guardarropa, las elegir&iacute;a a ellas dos: "Descubr&iacute; que tienen galpones con sus vestuarios, &iexcl;galpones!". Suma a la irlandesa R&oacute;is&iacute;n Murphy, otra gran dise&ntilde;adora de vestuario, cantante y performer. "Tambi&eacute;n me meter&iacute;a a revisar el de alguna se&ntilde;ora, porque siento que ya s&eacute; c&oacute;mo es el de Charli XCX, pero en cambio poder ver el de una se&ntilde;ora, todas las d&eacute;cadas ah&iacute;, ver qu&eacute; guard&oacute;, intentar adivinar por qu&eacute;, c&oacute;mo lo conserva, me apasiona".
Con ese esp&iacute;ritu recuerda cu&aacute;l fue la prenda que la hizo sentirse especial, que le gener&oacute; un impacto perform&aacute;tico a ella misma: un bolero de plumas de avestruz blanco que le regal&oacute; una amiga de su mam&aacute;. "Todav&iacute;a me duele porque me lo olvid&eacute;, me lo robaron, no s&eacute;, pero cuando me lo puse por primera vez fue como un punto de partida, cambi&oacute; la imagen que ten&iacute;a de m&iacute; misma. Lo que pasa con las plumas es algo que me desespera". Cuando cantaba jazz, se vest&iacute;a con enaguas de feria, pero el personaje apareci&oacute; con las plumas. Ahora bien, la feria vintage bien curada, como si fuera un armario de se&ntilde;ora, ah&iacute; s&iacute; puede zambullirse por horas &ndash;"no importa si tengo poco tiempo, si tengo fiebre, si me duele la cabeza, tengo que entrar y ver todo"&ndash; para descubrir esos tesoros que buscaba de ni&ntilde;a, cuando se met&iacute;a dentro del de su mam&aacute; o su abuela. Al final, siempre volvemos a donde fuimos felices.

Fotograf&iacute;as: Sol Levinas. Estilismo: Pamela Martinelli. Maquillaje: Sol Mery Saal para Niche con productos M&middot;A&middot;C Cosmetics. Peinado: Mora Burset. Asistente de estilismo:&nbsp; Tamara Orellana Ortiz para Vestu Studio. Colaboraci&oacute;n: Lucas Cejas.

Juliana Gattas: siempre diva

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