El bailar&iacute;n principal del American Ballet Theatre sigue deslumbrando con su magia.

Mientras lo observaba memorizar una secuencia de movimientos, apartado de los dem&aacute;s en un rinc&oacute;n del estudio, la cr&iacute;tica de danza del New York Times defini&oacute; al puntano <a href="https://www.instagram.com/hermancornejo">Herman Cornejo</a> como &ldquo;una isla de intensidad en medio del tumulto&rdquo;. &ldquo;Los h&eacute;roes est&aacute;n siempre, hasta cierto punto, solos&rdquo;, asever&oacute; durante ese mismo ensayo la gran core&oacute;grafa Twyla Tharp, que montaba una obra para el vig&eacute;simo aniversario del bailar&iacute;n en el American Ballet Theatre (celebrado en 2019). La historia que lo llev&oacute; a la cima de una de las compa&ntilde;&iacute;as internacionales m&aacute;s emblem&aacute;ticas &ndash;en la que tambi&eacute;n brillaron los argentinos Julio Bocca y Paloma Herrera&ndash;comienza con una singular determinaci&oacute;n a la edad de ocho a&ntilde;os: &ldquo;Bailar: no hab&iacute;a otra cosa en mi mente&rdquo;.
 En Nueva York vive apegado a algunos rituales de expatriado &ndash;mate, reuniones familiares y sobremesas&ndash; al ritmo de viajes, ensayos y funciones de la compa&ntilde;&iacute;a en la que alguna vez Bocca le pas&oacute;, como un legado, la chaqueta de Basilio del ballet Don Quijote. En el ABT, Herman deslumbra como Solor, Albrecht, Siegfried, Romeo y en todos los protag&oacute;nicos del repertorio cl&aacute;sico, pero tambi&eacute;n deja su sello en estrenos absolutos de la compa&ntilde;&iacute;a. El rol m&aacute;s reciente que abord&oacute; es el Pedro de Como agua para chocolate, la novela de la mexicana Laura Esquivel que el core&oacute;grafo brit&aacute;nico Christopher Wheeldon adapt&oacute; a lenguaje teatral de danza. &ldquo;Yo ten&iacute;a una gran incertidumbre en cuanto a la reacci&oacute;n del p&uacute;blico. Dales Giselle, dales Lago de los cisnes, y se llena, pero las cosas nuevas a veces cuestan&rdquo;, cuenta Herman. &ldquo;El compromiso que tiene mi rol es que en tres actos tengo que cubrir veinte a&ntilde;os de vida de Pedro. La dificultad es mostrar en c&oacute;mo uno camina, en c&oacute;mo uno baila, que van pasando los a&ntilde;os. En la primera parte de la obra mi personaje tiene trece a&ntilde;os, es todo muy vertiginoso, y los solos se van volviendo m&aacute;s densos a medida que en la historia transcurre el tiempo. Es un trabajo muy profundo de Wheeldon, va al detalle. T&eacute;cnicamente hay complejidad en los solos, pero tambi&eacute;n son muy dif&iacute;ciles los pas de deux que tengo con Cassandra Trenary, una de las &uacute;ltimas promovidas principales en la compa&ntilde;&iacute;a. Este tipo de desaf&iacute;os me dan energ&iacute;a para seguir con las mismas ganas de siempre, despu&eacute;s de veinticinco a&ntilde;os con el ABT, si contamos el tiempo de Studio Company&rdquo;.
 Aunque cueste creerlo, un cuarto de siglo atr&aacute;s, Herman rechaz&oacute; la primera invitaci&oacute;n del American Ballet Theatre para sumarse a sus filas. Erica, su hermana mayor, tambi&eacute;n bailarina, fue convocada al mismo tiempo y no dud&oacute; un instante en aceptar la propuesta. Ven&iacute;an de recorrer el mundo en gira con el Ballet Argentino de Julio Bocca, compa&ntilde;&iacute;a a la que Herman ingres&oacute; con catorce a&ntilde;os, y &eacute;l se sinti&oacute; abrumado por la perspectiva de incorporarse al ABT. &ldquo;Lo viv&iacute;a como una presi&oacute;n demasiado grande. Yo hab&iacute;a empezado a bailar profesionalmente muy chico, con la compa&ntilde;&iacute;a de Julio. Con el Ballet Argentino hab&iacute;a vivido experiencias maravillosas y shockeantes, como bailar en el Teatro Mariisnki, la cuna de la danza. Otro impacto enorme fue ganar la Medalla de Oro en Mosc&uacute;, despu&eacute;s de que Julio lograra una excepci&oacute;n para que me admitieran en la competencia sin tener la edad m&iacute;nima. Todo pas&oacute; muy r&aacute;pido y muy temprano, as&iacute; que cuando llegamos a Estados Unidos yo casi quer&iacute;a volver a la escuela&hellip; pero esa decisi&oacute;n me dur&oacute; dos meses. Hasta que me dijeron: &lsquo;&iquest;Seguro que no quer&eacute;s venir? Mir&aacute; que tu hermana firm&oacute; el contrato&hellip;&rsquo;, y entonces yo tambi&eacute;n acept&eacute;&rdquo;.
 La historia se entrelaza con grandes nombres de otras generaciones. Desde sus tiempos como alumno del Instituto Superior de Arte del Col&oacute;n, cuando se emocion&oacute; hasta las l&aacute;grimas con el Oneguin de Silvia Bazilis y Ra&uacute;l Candal &ndash;estrellas que se despidieron a mediados de los noventa&ndash;.&nbsp; Hasta su encuentro con la sublime Alessandra Ferri en 2012, cuando la italiana regres&oacute; a los escenarios para protagonizar la obra Ch&eacute;ri y comenz&oacute; una perdurable alianza art&iacute;stica.&nbsp;
&iquest;C&oacute;mo oper&oacute; en el caso de Herman el paradigma del retiro a los cuarenta? &ldquo;M&aacute;s a&ntilde;os tengo, m&aacute;s quiero desafiar la gravedad&rdquo;, afirm&oacute; al atravesar esa barrera. &ldquo;Toda mi vida hab&iacute;a pensado que el l&iacute;mite eran los cuarenta, porque la generaci&oacute;n anterior a la m&iacute;a estuvo marcada por esa barrera, se hablaba mucho de eso. Pero me animo a decir que esa idea ya no existe. Hubo muchas mejoras en los cuidados f&iacute;sicos: a los bailarines ahora nos tratan m&aacute;s bien como si fu&eacute;ramos atletas, tenemos nuestras terapias, pisos y horarios acordes. Acabo de cumplir cuarenta y dos y no siento que en m&iacute; haya cambiado nada. Sigo con las mismas fuerzas y con las mismas ganas&rdquo;. El virtuosismo se conjuga con la madurez interpretativa. &ldquo;La t&eacute;cnica siempre tiene que estar, especialmente hoy en d&iacute;a, por el nivel que se ve en los escenarios, pero de ah&iacute; en m&aacute;s la diferencia la marca el ser artista&rdquo;.
 Sus proyectos van tambi&eacute;n m&aacute;s all&aacute; de la interpretaci&oacute;n. En 2022 protagoniz&oacute; una primera producci&oacute;n propia, Anima animal, resultado del cruce de inspiraciones de la mitolog&iacute;a guaran&iacute; con otro mito: el bailar&iacute;n ruso Vaslav Nijinski. &ldquo;Tuve la idea, escrib&iacute; la historia y sab&iacute;a c&oacute;mo quer&iacute;a que se viera, pero no me considero un core&oacute;grafo, sino m&aacute;s bien un visionario&rdquo;. La core&oacute;grafa Anabella Tulliano lo acompa&ntilde;&oacute; en esta opera prima que se estren&oacute; en San Juan. Un nuevo comienzo en Cuyo para el artista nacido en Villa Mercedes, San Luis.
 Herman regresa a la Argentina solo cuando tiene oportunidad de bailar. &ldquo;Intento volver al Teatro Col&oacute;n lo m&aacute;s seguido posible, pero ellos tambi&eacute;n tienen un sistema particular: si viniste este a&ntilde;o, por dos a&ntilde;os no volv&eacute;s. Hoy el Ballet del Col&oacute;n se destaca por un nivel de interpretaci&oacute;n que otras compa&ntilde;&iacute;as no tienen. Me gustar&iacute;a estar mucho m&aacute;s con ellos, ser como un residente, pero nunca se dio&rdquo;.
 &iquest;Y el futuro? &ldquo;No me veo como maestro porque me resultar&iacute;a dif&iacute;cil transmitir la t&eacute;cnica: para m&iacute; fue muy f&aacute;cil bailar. S&iacute; me imagino como coach o como director de una compa&ntilde;&iacute;a. Pero voy d&iacute;a a d&iacute;a, a&ntilde;o por a&ntilde;o, dando lo m&aacute;ximo&rdquo;.&nbsp;
Producci&oacute;n: Daniele Carettoni para Espresso Productions. Fotograf&iacute;as: Chris Knight.&nbsp; Estilismo: Giorgio Ammirabile. Pelo: Koji Ichicawa en Distinct Artists con productos Laicale. Asistente de fotograf&iacute;a: Chris Hagan.&nbsp;

Herman Cornejo brilla

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