Fernanda Sibilia trabaja los metales como un alquimista en su laboratorio.&nbsp;

Hay algo en el movimiento de Fernanda que expresa su sensibilidad creativa. Viste prendas de formas envolventes y en colores no evidentes. Se expresa con convicci&oacute;n y determinaci&oacute;n. Formada en la Escuela de la Joya de Buenos Aires, en 1996 cre&oacute; Sibilia, su marca de accesorios y objetos. Con ella repasamos sus inicios, investigaciones, metodolog&iacute;as y proyecciones.&nbsp;
&ldquo;Empec&eacute; a formarme en 1994. No quer&iacute;a seguir una carrera tradicional, entonces trabaj&eacute;, gan&eacute; un dinero y me fui de viaje por Latinoam&eacute;rica. Estuve con una amiga por M&eacute;xico y Guatemala. Esos colores, esos mercados, las playas&hellip; &iexcl;me abrieron la cabeza! Adem&aacute;s, soy la hija menor de dos arquitectos, ah&iacute; est&aacute; mi educaci&oacute;n inicial. Dos a&ntilde;os despu&eacute;s mi mam&aacute; me sugiri&oacute; participar en un concurso sobre nuevos talentos que inclu&iacute;a una categor&iacute;a de accesorios. Me present&eacute; y gan&eacute;. El premio inclu&iacute;a la posibilidad de participar en una feria mayorista muy grande que se realizaba en Costa Salguero. All&iacute; conoc&iacute; al empresario Claudio Drescher, presidente de la C&aacute;mara de Indumentaria y due&ntilde;o de Jazm&iacute;n Chebar, que por entonces trabajaba en el desarrollo de la marca Vitamina y me pregunt&oacute; si quer&iacute;a hacer una colecci&oacute;n para ellos. Tambi&eacute;n conoc&iacute; al due&ntilde;o de Metales Julio, importante proveedor de bronce y alpaca. Me convenci&oacute; de utilizar otros materiales que no fueran plata, as&iacute; que prob&eacute; y empec&eacute; a incluir bronce. Hago una peque&ntilde;a colecci&oacute;n para Vitamina, luego para Ona Saez y me empiezan a llamar de otras marcas&rdquo;.
Fernanda es una pionera, durante la d&eacute;cada del noventa comenz&oacute; a proyectar una marca de accesorios a trav&eacute;s de la exploraci&oacute;n de materialidades, instancia que hace solo algunos a&ntilde;os comenz&oacute; a definirse como joyer&iacute;a contempor&aacute;nea. A la combinaci&oacute;n de escuela cl&aacute;sica y curiosidad sum&oacute; r&aacute;pidamente un conocimiento del mercado local e internacional. &ldquo;Decid&iacute; irme a New York para ver novedades. Apenas empiezo a recorrer locales me hablan de los shows de accesorios. No ten&iacute;a idea. Ese viaje lo realic&eacute; con mi marido que me dijo: &iexcl;Vos ten&eacute;s que vender ac&aacute;! Al a&ntilde;o siguiente estuve presente con un stand y me fue bastante bien. Adem&aacute;s, mi marido, que es publicista, me presenta en la compa&ntilde;&iacute;a Unilever. La idea era realizar collares para una promoci&oacute;n de uno de sus productos. Era un n&uacute;mero incre&iacute;ble, como que te diga un mill&oacute;n y medio de collares. &iexcl;Cuando me dijeron que s&iacute;, yo no sab&iacute;a ni c&oacute;mo hacerlos! Se lo coment&eacute; a mi pap&aacute;, que me ayud&oacute; a armar un organigrama. Eso me gener&oacute; un conocimiento de producci&oacute;n extremo, fue un m&aacute;ster. Era muy loco porque despu&eacute;s los ve&iacute;a en la calle. Al a&ntilde;o siguiente me los piden para Chile. Empec&eacute; a tener otra visi&oacute;n&rdquo;. Los saberes incorporados le permitieron sistematizar modos y definir los productos. &ldquo;En mi marca el trabajo es uno a uno; ese es el valor agregado. Hoy nuestros productos se consiguen a trav&eacute;s de tiendas de museos&rdquo;.

&ldquo;Hoy nuestros productos se consiguen a trav&eacute;s de tiendas de museos"

En la &uacute;ltima d&eacute;cada expandi&oacute; sus metodolog&iacute;as y gener&oacute; nuevos modelos, respondiendo a las demandas del mercado internacional. &ldquo;Siempre me manej&eacute; con representantes, inicialmente en joyer&iacute;a. Hace unos diez a&ntilde;os cambi&eacute; y empec&eacute; a incorporarme a la categor&iacute;a de lifestyle, para esas tiendas de objetos que est&aacute;n en todas partes del mundo y venden en colores neutrales. Luego tuve que diferenciarme a trav&eacute;s de la paleta de colores. En ese momento dise&ntilde;aba pensando en dorado y plateado, pero la primera vez que me present&eacute; con esos tonos no funcion&oacute;. Me recomendaron que investigara el bronce y las p&aacute;tinas. Fue frustrante al principio porque es un proceso qu&iacute;mico. Cuando finalmente me sale me doy cuenta de que la p&aacute;tina se puede te&ntilde;ir. Fue un desarrollo a lo largo de los a&ntilde;os. Lo hice porque el mercado lo exige; cada temporada ten&eacute;s que innovar, la b&uacute;squeda es constante&rdquo;.&nbsp;

&ldquo;En mi b&uacute;squeda el material es infinito&rdquo;

Hay algo que siempre menciona en el relato: los v&iacute;nculos familiares. La formaci&oacute;n est&eacute;tica recibida de sus padres, la iniciativa de su madre sobre el concurso, las recomendaciones empresariales de su padre, el acompa&ntilde;amiento de su marido y vuelve sobre los lazos &iacute;ntimos al explicar la conformaci&oacute;n de su equipo. &ldquo;Una de mis compa&ntilde;eras de escuela est&aacute; en Sibilia desde el principio y ya hace diez a&ntilde;os que participa Juli&aacute;n, mi sobrino, que gener&oacute; el 3D en la marca: los m&oacute;viles, los insectos y formas con vol&uacute;menes intrincados. Nos llevamos superbi&eacute;n&rdquo;.
 Actualmente Sibilia posee su base de operaciones en un amplio taller en el barrio porte&ntilde;o de Abasto. Proyecta sus ventas internacionales por medio de constantes participaciones en ferias especializadas y en nuestro pa&iacute;s comercializa a trav&eacute;s de sibilia-accs.com. Colabora con museos como el Victoria and Albert, el Guggenheim, el Metropolitan Museum of Art, el MoMA y el Mus&eacute;e de l&rsquo;Orangerie. &ldquo;Me gustar&iacute;a armar algo en Buenos Aires como en New York. Incluso un libro sobre las t&eacute;cnicas con las cuales trabajo, dejar registro&rdquo;.

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