Las obras de Ver&oacute;nica Ryan llevan las marcas del tiempo y de su relaci&oacute;n con la naturaleza.

&ldquo;Mi v&iacute;nculo con los textiles es muy primario&rdquo;, dice la artista Ver&oacute;nica Ryan. Cuando era ni&ntilde;a, se escabull&iacute;a en el vestidor de su t&iacute;a y, con los ojos cerrados, pasaba la mano por las perchas para sentir la textura de las prendas y los adornos: lanas, sedas y collares que despertaban su imaginaci&oacute;n y estimulaban sus sentidos. D&eacute;cadas m&aacute;s tarde, ese lazo tomar&iacute;a la forma de nuevas b&uacute;squedas que la conducir&iacute;an a aprender serigraf&iacute;a textil con Rosa Skific y Constanza Mart&iacute;nez y a explorar t&eacute;cnicas de restauraci&oacute;n con Cristina Quiroga. Instalada en Capilla del Se&ntilde;or, donde tiene su casa-taller, trabaja desde hace a&ntilde;os en conexi&oacute;n con la tierra, elaborando tejidos que albergan la memoria del tiempo y de la naturaleza.
L&acute;OFFICIEL: &iquest;C&oacute;mo es la t&eacute;cnica de creaci&oacute;n de tu obra?
VERONICA RYAN: Todas tienen pasos similares, pero parten siempre de un lugar distinto. Muchas veces del material, de lo que encuentro. Hace mucho que ya no compro telas, trabajo con lo que me va dando la gente y eso me gusta, porque lo que me traen ya porta una carga emocional o afectiva o hist&oacute;rica. Otras veces la obra surge a partir de una imagen que pinto y despu&eacute;s entierro.&nbsp;
L&acute;O: &iquest;Todas las obras pasan por ese proceso?
VR: S&iacute;, todas tienen ese envejecimiento que produce estar un tiempo bajo tierra. Trabajo en sociedad con ella: le entrego una parte, me la devuelve y desde ah&iacute; trato los textiles como si fueran telas arqueol&oacute;gicas. Hago una tarea de restauraci&oacute;n, con una puntada invisible con hilos de seda, y voy copiando toda esa falta, todos esos agujeros que quedaron, como remarcando la presencia de una ausencia. A veces decido no intervenir esas marcas, depende mucho de lo que encuentre.

&ldquo;Las telas portan las huellas de ese microcosmos del cual no somos testigos directos; un mundo de bacterias, de vida, de pasado&rdquo;

DL: &iquest;Cu&aacute;nto tiempo pasan bajo tierra?
VR: Entre dos y cuatro meses aproximadamente, como un rango amplio&hellip; El tiempo var&iacute;a de acuerdo a la obra y a lo que quiera provocar con el desgaste. El suelo es tan importante como la cantidad de tiempo.
L&acute;O: &iquest;Y c&oacute;mo est&aacute;n las telas al desenterrarlas?
VR: Tienen las huellas de ese microcosmos del cual no somos testigos directos. Es un mundo de bacterias, de vida, de pasado. A veces salen atravesadas por ra&iacute;ces que no se caen y quedan ah&iacute;, porque fueron tejiendo una trama. Tambi&eacute;n me encuentro con dibujos, con huellas de hongos o de la tierra misma, que imprimen diferentes colores y formas. Pienso en eso como una analog&iacute;a del cuerpo, es un poco lo que vamos llevando con el tiempo: las cicatrices, las ca&iacute;das, las huellas, las arrugas.&nbsp;
L&acute;O: Ese mundo lleno de vida bajo tierra me remite tambi&eacute;n a su opuesto: el entierro que tiene que ver con la muerte.&nbsp;
VR: S&iacute;, creo que un punto de partida en mi obra tiene que ver con el morir. Estoy convencida de que recordar la propia muerte, en el sentido de tenerla incluida en tu proyecto de vida, nos har&iacute;a tomar un mont&oacute;n de decisiones diferentes. Esa reflexi&oacute;n est&aacute; en el origen de mi obra. As&iacute; como la idea de otro tiempo, que no es lineal.&nbsp;
L&acute;O: &iquest;C&oacute;mo lo definir&iacute;as?
VR: Distinto a ese lineal que nunca alcanza. Creo que es transformaci&oacute;n. El de mi obra es por fuera del cotidiano. Un momento de observaci&oacute;n, de no hacer nada, de mirar, de que caigan las ideas, de sentir. Uno que no es f&aacute;cil, pero pretendo seguir eligi&eacute;ndolo. Es importante regalarte un tiempo de bajar, de volver a conectarte con vos, con tu cuerpo, con tu hogar.&nbsp;

"Nos olvidamos bastante de que somos naturaleza"

L&acute;O: &iquest;Ten&eacute;s forma de direccionar ese proceso que ocurre bajo tierra?
VR: Al principio fue muy intuitivo, pero despu&eacute;s de todos estos a&ntilde;os, cuando voy a enterrar las telas puedo intencionar lo que quiero que despu&eacute;s ocurra. Hay un punto que es incontrolable, pero s&iacute; puedo hacer ciertas cosas dependiendo del lugar que elija, la profundidad, el tipo de suelo, si est&aacute;n cerca o no de las plantas&hellip; Tambi&eacute;n fui aprendiendo a leer lo que pasa con el agua, con la humedad o si las entierro con diferentes elementos, por ejemplo, cenizas.
L&acute;O: &iquest;C&oacute;mo describir&iacute;as ese momento en que desenterr&aacute;s las telas sin saber qu&eacute; es lo que vas a encontrar?
VR: El sentimiento es como de volver a hacer v&iacute;nculo, volver a unir algo, algo que tom&oacute; sentido, algo de uno con la naturaleza. Nos olvidamos bastante de que somos naturaleza.&nbsp;&nbsp;
L&acute;O: Contanos del proyecto de enterrar textiles en las distintas provincias de Argentina.
VR: Comenz&oacute; hace un par de a&ntilde;os, est&aacute; inconcluso todav&iacute;a. Voy enterrando una tela en cada provincia, haciendo una reflexi&oacute;n en esto de que uno es en relaci&oacute;n con su ambiente. El textil siempre es el mismo, la &uacute;nica variable es la tierra de cada lugar. Como cada provincia es enorme y tiene diferentes ambientes lo primero que hice fue conseguir un mapa de tela, como los que usaban en el colegio cuando era chica, y empec&eacute; a pensar c&oacute;mo definir los lugares. Ah&iacute; me di cuenta de que es un mapa vincular, que tiene que ver con las personas que conozco en cada provincia. Y si no conozco a nadie estoy dispuesta a esperar a que aparezca la conexi&oacute;n. Yo trabajo con el tiempo, b&aacute;sicamente, as&iacute; que no tengo ning&uacute;n apuro.
L&acute;O: &iquest;Y ya aparecieron esas personas?
VR: S&iacute;, fue apareciendo gente en las provincias. En Santiago del Estero, por ejemplo, el artesano Renzo Galeano.&nbsp; Nos hicimos muy amigos con &eacute;l y su mujer Lara, que trabaja con muchas teleras de la zona. Ella me llev&oacute; de la mano a adentrarme en ese monte que es incre&iacute;ble. Ah&iacute; empec&eacute; a trabajar con las teleras y a aprender. La relaci&oacute;n con la tela sigue en otras materialidades, como las lanas y los cam&eacute;lidos. Tambi&eacute;n estoy interviniendo algunas piezas de ellas desde un lenguaje mucho m&aacute;s contempor&aacute;neo, haciendo la uni&oacute;n de esos dos tiempos. Ellas siguen hilando a mano, tejiendo en telar, son t&eacute;cnicas precolombinas. Tiempos que por m&aacute;s que quieras no pod&eacute;s apurar, porque son los de uno con la naturaleza. Lo mismo en Catamarca, donde conoc&iacute; a las teleras de vicu&ntilde;a. Son lugares m&aacute;gicos a los que cada tanto necesito volver.

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