Orly y Mora, herederas de la huella que Ruth Benzacar dej&oacute; en el mundo del arte.

En una r&aacute;pida definici&oacute;n formal Ruth Benzacar (1932- 2000) fue una destacada galerista y promotora de arte contempor&aacute;neo argentino. Su nombre se repite con frecuencia en registros hist&oacute;ricos y hoy se reconoce como una de las galer&iacute;as m&aacute;s relevantes de la escena nacional. El espacio que form&oacute;, inicialmente en el m&aacute;s c&aacute;lido &aacute;mbito privado &ndash;su hogar&ndash;, celebra los 60 a&ntilde;os. Es por eso que hay tareas de relevamiento, investigaci&oacute;n, codificaci&oacute;n y escritura al respecto. Orly, su hija, y Mora, su nieta, la evocan a trav&eacute;s de sus recuerdos mientras proyectan el futuro de la galer&iacute;a.&nbsp;
&ldquo;Recuerdo el olor a vino con canela y clavo de olor que preparaba mi mam&aacute; para las tertulias, perfumaba toda la casa&rdquo; dice Orly Benzacar. En una suerte de ejercicio proustiano, un aroma revela escenas en el tiempo. &ldquo;Ven&iacute;a gente muy elegante, que vest&iacute;a de una manera muy formal. Ahora, mirando las fotos, me sorprende ver que todos eran muy j&oacute;venes. Y despu&eacute;s yo me iba a dormir, era chica, &iexcl;qu&eacute; s&eacute; yo lo que pasaba! Hab&iacute;a un clima muy animado, te dir&iacute;a casi festivo&rdquo;.&nbsp;
La galer&iacute;a comenz&oacute; a funcionar en la casa familiar en 1965 generando im&aacute;genes tanto del m&aacute;s estricto orden personal como del social. A Ruth, en las palabras de Orly, &ldquo;le gustaba mucho estar muy arreglada. Y una caracter&iacute;stica que tuvo hasta el final de sus d&iacute;as es que cuando se produc&iacute;a, se produc&iacute;a con prendas monocrom&aacute;ticas a ultranza. Todas las capas eran de la misma gama&rdquo;.&nbsp;

La galer&iacute;a estuvo en dos domicilios particulares y luego en el recordado local de Florida. En el mientras tanto, dada su fascinaci&oacute;n por lo cient&iacute;fico, Orly estudi&oacute; biolog&iacute;a y ejerci&oacute; la profesi&oacute;n. &ldquo;Durante esos diez a&ntilde;os me cas&eacute;, tuve hijos, hice la experiencia de vivir en el exterior. Y cuando volv&iacute;, entr&eacute; en la galer&iacute;a. Mi mam&aacute; muri&oacute; muy joven, no me pas&oacute; el legado, fui obligada a agarrar la pelota. Nos tocaron todos los cambios, pens&aacute; que no ten&iacute;a una computadora en su oficina cuando falleci&oacute;. Adem&aacute;s, tras la muerte de Ruth se produjo una estampida de artistas grandes &ndash;hoy con el diario del lunes lo agradezco&ndash;, que se fueron frente a la incertidumbre de si yo iba a poder o no llevar adelante semejante&hellip; Hoy estoy agradecida porque eso me permiti&oacute; el recambio&rdquo;.&nbsp;
La direcci&oacute;n de Orly implic&oacute; renovaci&oacute;n, nuevos nombres y profesionalizaci&oacute;n. El pa&iacute;s y las escenas nacionales e internacionales tambi&eacute;n se transformaban. &ldquo;Otra cosa muy contundente fue que en el a&ntilde;o que muri&oacute; Ruth se convoc&oacute; por primera vez a Art Basel Miami Beach y sent&iacute; que ten&iacute;amos que estar. Esa feria se iba a hacer en el 2001, y por el atentado a las torres se pospuso para el 2002, y ah&iacute; seguimos estando. Tambi&eacute;n defini&oacute; una proyecci&oacute;n. &iquest;Sab&eacute;s cu&aacute;l? Algo que mi vieja hab&iacute;a marcado muy en sus lineamientos fundacionales y que era la proyecci&oacute;n del arte argentino al mundo. Con todo en contra, porque el pa&iacute;s se me vino en contra. Fue dif&iacute;cil pero se pudo&rdquo;.&nbsp;
La conversaci&oacute;n con Orly se dio en las actuales oficinas de la galer&iacute;a en Villa Crespo y apenas terminamos de dialogar, ingres&oacute; Mora, su hija. Hoy Orly Benzacar y Mora Bacal comparten espacio de trabajo que, a diferencia de los inicios, es estrictamente laboral. Hay gestos, modos de nombrarse muy excepcionales que aparecen cuando la cotidianidad familiar se cuela en el di&aacute;logo.

&ldquo;Tengo presente a mi abuela como tal: canchera y muy fuera de lo com&uacute;n. Todos los s&aacute;bados &iacute;bamos a la galer&iacute;a con mi mam&aacute; y despu&eacute;s nos &iacute;bamos a almorzar a la casa de mis abuelos paternos. Los domingos almorz&aacute;bamos en lo de Ruth. Para m&iacute; eran los cuadros que estaban en la casa de mi abuela&rdquo;, recuerda Mora Bacal sobre algunas obras de Antonio Berni. &ldquo;Ya de adolescente hicimos las tres un viaje a Madrid, a la feria de Arte Contempor&aacute;neo. No entend&iacute;a bien de qu&eacute; se trataba, pero el montaje, el desmontaje, los cajones, las herramientas, la efervescencia&hellip; percib&iacute; esa energ&iacute;a que conoc&iacute;a por arteBA. Claro, sin decodificar en ese momento qu&eacute; era ARCO, en cuanto a su dimensi&oacute;n&rdquo;.&nbsp;
Mora nombra ARCOMadrid y arteBA como puntos de referencia familiar, las principales ferias de arte contempor&aacute;neo se encuentran entre sus recuerdos m&aacute;s personales. Hoy son parte de su labor profesional que sigue compartiendo con su madre. Hay algo circular en el tiempo, en su tiempo o en los v&iacute;nculos cercanos que es donde nos reconocemos. Repetimos.&nbsp;
Mora Bacal inici&oacute; el CBC para la carrera de Letras, pero termin&oacute; cursando Medicina por un tiempo. Emigr&oacute; a Par&iacute;s y all&iacute; volvi&oacute; sobre el hacer familiar colaborando en el armado de una nueva galer&iacute;a con foco en Am&eacute;rica Latina. &ldquo;La vida va encauzando las cosas, las va acomodando&rdquo;, menciona ya sobre su regreso al pa&iacute;s, su ingreso y actualidad en la galer&iacute;a.&nbsp;
Abuela, madre e hija se entrelazan en los recuerdos. Ejercicio que Orly y Mora est&aacute;n generando con mayor &eacute;nfasis dado el a&ntilde;o aniversario: la preproducci&oacute;n de un libro, las constantes entrevistas y las celebraciones planeadas. Volver sobre el tiempo para proyectar el que vendr&aacute;. &iquest;O ser&aacute; circular?&nbsp;

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