Comparten familia, apellido y profesi&oacute;n. Son, para el mundillo de los palcos, las arias y los vibratos, simplemente &ldquo;las hermanas Perr&eacute;&rdquo;

Padre actor y core&oacute;grafo de tango, madre arquitecta especializada en ac&uacute;stica y ellas &ndash; Concepci&oacute;n y Paz, las ni&ntilde;as&ndash; acostumbradas desde peque&ntilde;as a pisar el escenario sin miedo. Sin prejuicios. A moverse all&iacute; como en casa, una casa grande y cruzada por el arte en todas sus formas. Las dos estudiaron piano y despu&eacute;s sus caminos se bifurcaron (Paz se dedic&oacute; al clarinete y a la danza; Concepci&oacute;n se gradu&oacute; en Dise&ntilde;o de imagen y sonido en la Universidad de Buenos Aires y complet&oacute; la carrera de Direcci&oacute;n Esc&eacute;nica en el Teatro Col&oacute;n) para volver a unirse m&aacute;s adelante. M&aacute;s s&oacute;lidas y tambi&eacute;n m&aacute;s ambiciosas. M&aacute;s seguras de lo que quer&iacute;an: dirigir &oacute;pera. &ldquo;En un momento nos dimos cuenta de que cada una ten&iacute;a lo que le faltaba a la otra, pero adem&aacute;s de socias somos como dos cerebros pensando diferentes aspectos de lo mismo&rdquo;, explica Concepci&oacute;n, apenas unos a&ntilde;os mayor que su hermana y quien, a lo largo de la conversaci&oacute;n, ser&aacute; quien vaya marcando el ritmo. Sin embargo, a la hora de trabajar cuentan que funcionan como un t&aacute;ndem perfecto. &iquest;Que nunca hay peleas? &ldquo;S&iacute;, pero nunca en p&uacute;blico. Sobre todo porque el proceso creativo es muy&hellip; ca&oacute;tico. Si en ese momento entra el escen&oacute;grafo y nos ve, sale corriendo&rdquo;.
Seg&uacute;n cuentan, esa extra&ntilde;a condici&oacute;n bic&eacute;fala, lejos de complicar el trabajo, lo enriquece porque aporta una nueva perspectiva sobre el mismo fen&oacute;meno, solo que a cuatro ojos y desde distintos &aacute;ngulos. &ldquo;Por ejemplo, nos pasa muy a menudo que nos hablamos y decimos tal personaje entra por tal lado. El tema es que cuando lo llevamos al papel, una hablaba de la izquierda y la otra de la derecha. O sea: lo que estuvimos contando lo imagin&aacute;bamos en forma espejada. Eso nos pasa muy seguido, siempre&rdquo;. Empezaron hace casi un cuarto de siglo, cuando ten&iacute;an poco m&aacute;s de veinte a&ntilde;os y una soprano argentina las convoc&oacute; para que dirigieran una &oacute;pera para ni&ntilde;os. As&iacute; se inici&oacute; esa tradici&oacute;n que las vuelve excepcionales: compartir la direcci&oacute;n del espect&aacute;culo, que en l&iacute;rica no suele suceder. &ldquo;En el momento de hacer el programa, Adelaida Negri, para m&iacute; la mejor soprano argentina, nos pregunt&oacute; qui&eacute;n de las dos dirig&iacute;a, porque la convenci&oacute;n siempre dice que uno dirige y otro asiste.&nbsp; Pero le explicamos que las dos hab&iacute;amos hecho todo y Adelaida, con mucha inteligencia, nos dijo: &acute;Si dirigieron las dos, figuran como directoras las dos&acute;. Eso nos marc&oacute; para siempre, porque agreg&oacute; que una no ten&iacute;a que cambiar para adaptarse al molde, sino que era el molde lo que ten&iacute;amos que cambiar para que se adaptara a nosotras. &iexcl;Eso te envalentona!&rdquo; (risas).
Si la &oacute;pera es, como ellas mismas dicen, &ldquo;un arte visceral&rdquo;, no es de extra&ntilde;ar que hasta hoy muchas personas la sientan como algo distante o elitista. Tema de altos teatros y grandes fortunas. Sin embargo, &ldquo;cada vez hay m&aacute;s gente joven que se acerca a ver &oacute;pera o alg&uacute;n otro espect&aacute;culo l&iacute;rico. Tambi&eacute;n se est&aacute; comenzando a ver &oacute;pera por fuera de los espacios convencionales. &iquest;Cansancio de tantas pantallas? Puede ser, pero tambi&eacute;n creo que lo maravilloso de la &oacute;pera es que despu&eacute;s de verla uno sale distinto. Nunca es el mismo que entr&oacute; a ver la obra&rdquo;, destaca Concepci&oacute;n, quien acaba de publicar un libro en el que analiza los v&iacute;nculos entre esta disciplina y la Comedia del Arte, una forma de teatro callejero surgido en las plazas venecianas y alguna vez muy popular. No es casual: a las hermanas Perr&eacute; el v&iacute;nculo con el p&uacute;blico parece obsesionarlas, justamente porque todas las obras cuentan una historia que debe ser comprendida por personas de todas las edades y bibliotecas. &ldquo;Lo que tambi&eacute;n sucede es que hay muchos mitos en torno de todo esto. Se piensa que es algo dif&iacute;cil, complejo, que no est&aacute; al alcance de todo el mundo, cuando lo &uacute;nico que necesit&aacute;s para poder disfrutar de un espect&aacute;culo de este tipo es lo mismo que necesit&aacute;s para ir al cine a ver una pel&iacute;cula. El hecho de que tenga m&uacute;sica y tenga drama ya te conecta con lo humano&rdquo;, dice Paz y agrega que en torno de este arte (m&aacute;s all&aacute; de los prejuicios de clase) hay muchos malos entendidos que alejan a la gente del disfrute, como el supuesto divismo de algunas prima donnas. &ldquo;A veces se dice que tal es un divo o que es complicado para trabajar y nada que ver, es una persona espectacular&rdquo;, comenta. Y se r&iacute;e, recordando que alguna vez &ndash;de nuevo, prejuicio de por medio&ndash; cuando en una entrevista en la radio las miraron extra&ntilde;adas no bien pusieron un pie en el estudio. &ldquo;Es que escucharon &acute;Las hermanas Perr&eacute;&acute; y dieron por sentado que &eacute;ramos dos monjas&rdquo;, cuenta. &nbsp;&nbsp;
La &oacute;pera revive
En teatros de todo el mundo (desde China hasta la Rep&uacute;blica Dominicana) pero tambi&eacute;n en espacios menos convencionales como centros culturales, terrenos bald&iacute;os, canchas o cines reconvertidos en espacios art&iacute;sticos, Paz y Concepci&oacute;n han pasado los &uacute;ltimos 25 a&ntilde;os haciendo lo que m&aacute;s les gusta: dirigir &oacute;pera en todo tipo de lugares y frente a todo tipo de p&uacute;blicos. Tanto es as&iacute; que cuando se levant&oacute; el aislamiento luego de la pandemia, pero las reuniones en espacios cerrados a&uacute;n estaban prohibidas, se les ocurri&oacute; montar una &oacute;pera para chicos a bordo de un cami&oacute;n. Como en los viejos tiempos de los carromatos que llevaban espect&aacute;culos de pueblo en pueblo, las hermanas salieron de gira y les fue de maravillas. &ldquo;Empez&aacute;bamos a salir de la cuarentena. Entonces, era una obra que ten&iacute;a toda una serie de requerimientos: durar cuarenta minutos, ser para toda la familia y adem&aacute;s respetar las distancias y la falta de contacto entre los &uacute;nicos seis personajes de la acci&oacute;n. Fue un verdadero reto hacerlo en esa &eacute;poca y de ese modo, pero hicimos cerca de cincuenta funciones en distintas localidades de la provincia de Buenos Aires. Fue una gran experiencia volver a acercarnos a la gente y encima con un p&uacute;blico infantil&rdquo;, recuerda Paz. &ldquo;En ese sentido, algo que nos han dicho muchas veces a lo largo de estos 25 a&ntilde;os es que nos adaptamos a distintos tipos de obra, p&uacute;blico y espacio porque hemos montado &oacute;peras en lugares no convencionales. Lo mismo nos pas&oacute; con el cami&oacute;n: ten&iacute;amos que trabajar en un descampado, al lado de una cancha o de un lugar por donde pasaba el tren, o con un molino y una vaquita cerca&rdquo;.&nbsp;
&iquest;Hay, como a menudo se repite en los corrillos l&iacute;ricos, algo as&iacute; como piezas malditas? &iquest;Obras que, como La forza del destino, vienen precedidas por una fama oscura, una estela de muerte, accidentes y desencuentros? Explorar la m&uacute;sica y ver qu&eacute; hay escondido ah&iacute;, qu&eacute; es lo que emerge de esas notas antiguas, independientemente de que haya o no alg&uacute;n esp&iacute;ritu dando vueltas. &ldquo;Porque a veces, m&aacute;s que de modernizar o de aggiornar una obra, de lo que se trata es de zambullirse en la partitura. Nos pas&oacute; hace poco con La hija del regimiento, una obra de Donizetti que fue concebida como un llamado a unirse al ej&eacute;rcito, una especie de apolog&iacute;a de la guerra. Pero descubrimos como un doble fondo en la obra. Vimos que el autor actu&oacute; casi como un contrabandista y eso permiti&oacute; que la &oacute;pera pudiera ser interpretada como exactamente lo opuesto: una tremenda cr&iacute;tica a todo lo b&eacute;lico, casi una reivindicaci&oacute;n de la paz y de la no violencia&rdquo;, describe Paz. De nuevo la magia de piezas y partituras escritas hace m&aacute;s de cien a&ntilde;os y puestas nuevamente a latir por este d&uacute;o de mujeres artistas y &ndash;hay que decirlo&ndash; tambi&eacute;n un poco magas. No en vano, como cuenta Concepci&oacute;n sobre el final de la charla, cada vez que llegan a un nuevo teatro o espacio a montar una obra prestan atenci&oacute;n. Hacen silencio. Y escuchan lo que dice el aire, lo que &ndash; como en la obra de Donizetti&ndash; est&aacute; ah&iacute;, aunque no se lo vea a primera vista. Concepci&oacute;n va incluso m&aacute;s lejos y cuenta su ritual. &ldquo;A m&iacute; me gusta, cuando llego a un nuevo escenario, tocar el piso. Y ver qu&eacute; pasa, qu&eacute; me transmite ese lugar y saber desde el vamos si podremos trabajar bien juntos&rdquo;. El lugar y ellas, se entiende. O no, y esa es la gracia. Que el molde se modifique para albergarte. Que ning&uacute;n miedo ni prejuicio te detenga.
Fotograf&iacute;as: Germ&aacute;n Romani

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