Nicole en su documento de identidad, Nicki en las redes sociales. Su activismo en J&oacute;venes por el Clima la llev&oacute; a viajar por todo el mundo. Encara la crisis ambiental como una cuesti&oacute;n de derechos humanos. Siempre con la mejor de las sonrisas.

Hace la m&iacute;mica. Alza la mano y toca una puerta invisible. &ldquo;Toc, toc. Soy <a href="https://www.instagram.com/nickibecker/">Nicki Becker</a>, de <a href="https://www.instagram.com/jovenesporelclimarg/">J&oacute;venes por el Clima de Argentina</a>, y le quiero contar por qu&eacute; tiene que aprobar este proyecto de ley&rdquo;. As&iacute; recuerda ahora esta chica de veinte a&ntilde;os &ndash;que parecen muchos menos&ndash;&nbsp; c&oacute;mo con unos pocos amigos del secundario se organizaron para hacer escuchar sus voces (&ldquo;incidir&rdquo;, dice) en el lugar en donde se amasan las leyes que despu&eacute;s terminan afectando, para bien o para mal, la vida de millones: el Congreso de la Naci&oacute;n. Ella, que alguna vez pens&oacute; en ser psic&oacute;loga pero que termin&oacute; estudiando derecho como su pap&aacute;; ella, que desde chica se hab&iacute;a inclinado por lo social pero m&aacute;s tarde termin&oacute; enamor&aacute;ndose de la cuesti&oacute;n ambiental, estaba nuevamente frente a una de las tantas sorpresas de su corta vida: hab&iacute;a pasado de la comodidad de ser estudiante a la fiebre, a la urgencia de la militancia por el clima. &iquest;C&oacute;mo fue todo aquello? Ni ella misma lo sabe bien. &ldquo;Fue algo muy centennial, por v&iacute;a de las redes&rdquo;, ensaya. &ldquo;Yo estaba en Instagram y justo vi un video de Greta Thunberg y de los j&oacute;venes de Europa llamando a la primera movilizaci&oacute;n internacional para el 15 de marzo de 2019. Fue hace nada, pero parece un siglo. En ese momento sent&iacute; curiosidad por un movimiento que era tan grande en Europa y que yo ac&aacute; no ve&iacute;a, ni siquiera entre mis amigos involucrados en estas cuestiones. El cambio clim&aacute;tico era un tema del que no se hablaba en la escuela, no se ve&iacute;a en los medios de comunicaci&oacute;n y por eso pens&eacute; que era raro. Entonces, como estaba de vacaciones, me puse a leer. Y a leer, y a leer. As&iacute; fue como di con el sitio de Naciones Unidas. Dec&iacute;a que la crisis clim&aacute;tica es un tema de derechos humanos y desde ese momento comenc&eacute; a entender todo de otra manera. Porque hablar de crisis clim&aacute;tica no es hablar de osos polares sino de no tener acceso al agua, a la salud, a la vida. Y, mientras m&aacute;s le&iacute;a, m&aacute;s miedo me daba porque pensaba: &iquest;Qu&eacute; futuro voy a tener? &iquest;Qu&eacute; planeta voy a heredar?&rdquo;
L&acute;Officiel: Y la respuesta, &iquest;cu&aacute;l fue?
Nicki Becker: Fue una mezcla de miedo y de bronca. Ah&iacute; fue cuando tom&eacute; una de las mejores decisiones de mi vida: convertir ese miedo y esa indignaci&oacute;n en acci&oacute;n colectiva. Hacer algo con otros, no quedarme nada m&aacute;s que en &ldquo;no s&eacute;&rdquo; o en ser vegetariana. Pens&eacute; en crear ese movimiento de all&aacute; pero con las l&oacute;gicas de ac&aacute;. Justo para ese entonces dos amigos, Bruno y Eial, hab&iacute;an armado un grupo de Whatsapp para organizar la marcha. Me met&iacute; nada m&aacute;s que para dar una mano. Pero cuando me quise acordar ya estaba tan adentro que no pude salir.&nbsp;
L&acute;O: Para algunos, la preocupaci&oacute;n por el cambio clim&aacute;tico en un pa&iacute;s acosado por muchas otras urgencias es casi un gesto snob. &iquest;C&oacute;mo lograste convocar gente en ese contexto?&nbsp;
NB: Coincido totalmente y por eso mismo desde J&oacute;venes por el Clima de Argentina nunca convocamos a marchar los viernes como lo hac&iacute;a Greta, ni faltamos al colegio. Las acciones que hicimos fueron totalmente distintas. Por ejemplo, nosotros articulamos mucho m&aacute;s con el Congreso a nivel de proyectos de ley. De hecho, cada pa&iacute;s tiene autonom&iacute;a para encontrar sus propias l&oacute;gicas. Nosotros vamos por la propositiva, por ver qu&eacute; es lo que podemos hacer. Aqu&iacute; y ahora.
L&acute;O: &iquest;Y qu&eacute; fue lo que hicieron?
NB: De todo. De hecho todav&iacute;a no s&eacute; c&oacute;mo pudimos hacer lo que hicimos porque ninguno de nosotros ten&iacute;a experiencia en movilizaciones. Eso de cortar la calle, pedirle permiso a la polic&iacute;a, empezar a mandar gacetillas de prensa, todo fue nuevo. &iexcl;Yo no sab&iacute;a ni a qui&eacute;n ten&iacute;amos que mandarle esa gacetilla! Y ah&iacute; lleg&oacute; la primera sorpresa, porque convocamos a la primera movilizaci&oacute;n a trav&eacute;s de las redes sociales y vinieron m&aacute;s de cinco mil personas.

Ahora es cuando
Fue como una fiebre, dice. Una que todav&iacute;a no baja. Nicki es hoy una de las caras m&aacute;s reconocibles del movimiento juvenil a escala mundial. Aqu&iacute; se llama J&oacute;venes por el Clima de Argentina y ya tiene representantes en todo el pa&iacute;s: en Esquel, en Tucum&aacute;n, en Mendoza. A fuerza de constancia, presi&oacute;n en el Congreso y agite callejero mediado por las redes, el colectivo ya camina con paso firme y suma m&aacute;s y m&aacute;s voluntades a la lucha por impedir el colapso planetario. Eso que para los abuelos y padres de todos estos chicos y chicas era un futuro funesto, para ellos y ellas es ya una realidad amasada con inundaciones, sequ&iacute;as, mares desbordados, temperaturas extremas y migraciones clim&aacute;ticas. De ah&iacute; tambi&eacute;n el apuro. La urgencia. Aunque aquella primera vez, cuando Nicki se vio arriba del escenario armado para la ocasi&oacute;n, definitivamente no pudo creerlo. &ldquo;Yo no s&eacute; c&oacute;mo mis pap&aacute;s no me dijeron que estaba loca. Porque pas&eacute; de no tener idea de un tema a hablar en un escenario frente a cinco mil personas. Recuerdo la sensaci&oacute;n de estar ah&iacute; pensando que si nosotros no lo hubi&eacute;ramos organizado, eso no habr&iacute;a pasado&rdquo;, explica.&nbsp;
L&acute;O: Y que pasen ahora&hellip;
NB: Exactamente, y eso tambi&eacute;n tiene que ver con cambiar las narrativas. Porque el futuro puede referirse a algo que pasar&aacute; dentro de, no s&eacute;, cien a&ntilde;os. Pero el cambio clim&aacute;tico ya est&aacute; pasando ahora. Sobre todo es un tema para los pa&iacute;ses y gente del sur global, donde hay menos recursos. La gente que vive en barrios populares y a causa de la sequ&iacute;a no tiene acceso al agua, eso es cambio clim&aacute;tico. Por eso tenemos que hablar de cosas cotidianas. Porque si vos busc&aacute;s en Google &ldquo;cambio clim&aacute;tico&rdquo; te aparece un oso polar que est&aacute; a decenas de miles de kil&oacute;metros de distancia. &iexcl;Y eso es algo que ni a m&iacute; me convoca!&nbsp;
L&acute;O: No faltar&aacute; quien les diga que todo eso no es m&aacute;s que un bonito discurso.
NB: Todo esto es un proceso. Y hoy hasta las empresas son conscientes de que tienen que prestar atenci&oacute;n al cambio: as&iacute; como a los pol&iacute;ticos los van a dejar de votar, a las empresas la gente les va a dejar de comprar.
&nbsp;L&acute;O: &iquest;Podr&aacute;n los j&oacute;venes contra todas esas estructuras, esa maquinaria y ese poder?
NB: Es que si mir&aacute;s la historia del mundo, vas a ver que la juventud siempre estuvo al frente de las transformaciones sociales. Y creo que lo ambiental no ser&aacute; la excepci&oacute;n. La crisis clim&aacute;tica invita a revisar desde cero un mont&oacute;n de estructuras y a salir de lo individual. Yo soy vegana, por ejemplo, pero no se trata de eso. Se necesitan cambios m&aacute;s profundos y esos siempre son colectivos. Hoy, con decir &ldquo;Yo soy vegetariana&rdquo; no llegamos ni a la esquina.
L&acute;O: Si tuvieras poder, &iquest;qu&eacute; tres decisiones tomar&iacute;as hoy mismo en relaci&oacute;n con lo ambiental?
NB: Primero, invertir&iacute;a en empezar la transici&oacute;n energ&eacute;tica porque 70 % de la crisis clim&aacute;tica tiene que ver con eso. En vez de destinar tantos fondos a los combustibles f&oacute;siles, invertir&iacute;a en la transici&oacute;n. Segundo, en Argentina &ndash;pese a tener una ley de bosques&ndash; es todo un tema el desmonte. Seguimos siendo uno de los diez pa&iacute;ses con m&aacute;s altas tasas de deforestaci&oacute;n, pese a las promesas presidenciales. Y eso es clave porque para frenar la crisis clim&aacute;tica tenemos que cuidar los ecosistemas y los humedales. Finalmente pondr&iacute;a en foco la limpieza del Riachuelo, que tambi&eacute;n es un retema, y que es solo cuesti&oacute;n de voluntad pol&iacute;tica y m&aacute;s voluntad pol&iacute;tica. Ah&iacute; tenemos un ejemplo claro de vinculaci&oacute;n entre ambiente y derechos humanos fundamentales, porque si viv&iacute;s al lado de un rio envenenado, vas a tener enfermedades.&nbsp;
L&acute;O: Estuviste en Glasgow durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Clim&aacute;tico, la COP 26. &iquest;Qu&eacute; te pareci&oacute;?&nbsp;
NB: Los resultados fueron tibios. El lobby de las empresas se not&oacute; much&iacute;simo. Fijate: yo, siendo representante de la sociedad civil, no pod&iacute;a entrar al espacio de la negociaci&oacute;n. Pero los representantes de las empresas, s&iacute;. M&aacute;s claro, echale agua. Se esperaba m&aacute;s, much&iacute;simo m&aacute;s de esta cumbre, pero eso no pas&oacute;. De todos modos, en la marcha fuimos m&aacute;s de 150 000 j&oacute;venes de todo el mundo y eso me confirm&oacute; que la esperanza no est&aacute; nunca en las cumbres sino en las calles; porque cuando la sociedad presiona, a la clase pol&iacute;tica no le queda otra que escuchar.&nbsp;
Fotograf&iacute;as: Sol Abadi. Estilismo: Jorge Le&oacute;n

Nicki Becker: Ardiente impaciencia

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