Potsdam: un paraíso natural y arquitectónico en las afueras de Berlín
Naturaleza, historia y cultura: la ciudad de Potsdam, a 20 kilometros al sudoeste de Berlín, es uno de los grandes tesoros naturales y arquitectónicos del norte de Alemania. Con bellos lagos y bosques, la ciudad fue elegida por los reyes de la dinastía Hohenzollern para construir sus palacios y castillos, que hasta hoy caracterizan el paisaje de la ciudad y atraen a miles de turistas cada año y que fue declarada en 1990 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

El mayor atractivo es, sin duda, el Palacio Sanssouci, que también da nombre al parque en el que se ubica. Allí el rey Federico el Grande mandó construir a mediados del siglo XVIII su refugio de paz y lo denominó con el término francés "sin preocupación": así él quería estar en lo alto de la colina, con la vista de los viñedos y acompañado por sus innumerables cachorros.
No por casualidad la propia arquitectura del Sanssouci es más discreta que los otros palacios de la ciudad, la idea era tener un rincón silencioso y reservado para este rey de Prusia, que hoy se asustaría con tantos visitantes.






Cerca de allí está el imponente Palacio Nuevo, construido por el mismo Federico el Grande pero con el objetivo opuesto del Sanssouci: Federico quería impresionar a los visitantes y mostrarles el poder de Prusia. Salones ricamente ornamentados, galerías con obras de arte, un teatro e infinidad de habitaciones: a pesar de todo este lujo, el rey pasaba poco tiempo en este palacio y lo utilizaba más para realizar fiestas y recibir a sus huéspedes.



En la parte del Jardín Nuevo está el interesante Palacio de Cecilienhof, el último construido en Potsdam por la dinastía Hohenzollern. Erguido ya a principios del siglo XX por el Emperador Guillermo II para su hijo Guillermo y su esposa Cecilia, este Palacio se diferencia por tener una atmósfera más campestre y un jardín de estilo inglés.
Lo más destacado de este lugar, sin embargo, fue posterior a su construcción: sirvió de escenario de una reunión después de la Segunda Guerra, cuando en 1945 se reunieron allí los jefes de Estado Harry Truman -por los Estados Unidos-, Winston Churchill -por Inglaterra- y Joseph Stalin -por Rusia- para decidir la división y el futuro de la derrotada Alemania.

No todas las construcciones lujosas de Postdam son palacios, aunque lo parezcan. También están la Iglesia de San Nicolás y la sede de la cámara de los diputados de Brandenburgo (anterior a la de Berlín). Irónicamente, la sede de la cámara tiene un cartel enla fachada: "Esto no es un palacio". Sin embargo, lo fue: allí se encontraba el antiguo Palacio de la Ciudad", explica Luciana Fernandes Madeira, guía de la agencia Vive Berlin Tours.
Y además, están el barrio holandés de casas de ladrillo rojo (conocido como "Pequeña Amsterdam"), los palacios Babelsberg y de Charlottenhof y el puente Glienicke. Todos esos tesoros arquitectónicos pueden conocerse en una excursión de un día o una escapada de apenas dos, desde Berlín.
Potsdam, definitivamente, merece una visita.




