El David marr&oacute;n es un &eacute;xito de p&uacute;blico en el off de Buenos Aires. Su actor y guionista exhibe al desnudo una experiencia dolorosa.&nbsp;

Marr&oacute;n, pardo, casta&ntilde;o, caf&eacute;, chocolate, canela. Todos sin&oacute;nimos, formas de llamar al color que la mente r&aacute;pidamente asocia a la tierra, a la madera, al cuero. Hasta que mataron a George Floyd, as&iacute; fue tambi&eacute;n para David Gudi&ntilde;o. El 25 de mayo de 2020, un estadounidense fue asesinado brutalmente por la polic&iacute;a; un testigo grab&oacute; su agon&iacute;a y su s&uacute;plica. La escena, de ocho minutos y medio, recorri&oacute; el mundo. La muerte de Floyd despert&oacute; la furia de la comunidad afroamericana, que denunci&oacute; el racismo de las fuerzas de seguridad en su pa&iacute;s. A 9.516 kil&oacute;metros de distancia estaba David, en Buenos Aires, escroleando su celular. "De golpe vi una publicaci&oacute;n de una cuenta llamada Identidad marr&oacute;n, que era un collage de caras de personas marrones asesinadas ac&aacute; por la polic&iacute;a. Y me dije &acute; &iexcl;soy igual! &iexcl;Ah, soy marr&oacute;n! &acute;. Y me estall&oacute; la cabeza".
Lo que David estaba viendo era una publicaci&oacute;n de un colectivo pol&iacute;tico de personas racializadas. Argentinos y argentinas que no son blancos, pero tampoco afroamericanos como se ven en las pel&iacute;culas de Hollywood. &iquest;C&oacute;mo hablar, entonces, de racismo en Argentina? Mostrando la discriminaci&oacute;n que viven las personas "morochas" o "morenas", las de ascendencia ind&iacute;gena, las que ni bien se ponen una gorrita son paradas por la polic&iacute;a porque piensa que son chorros, a las que la inmobiliaria no le quiere alquilar un departamento ni siquiera pagando por adelantado y a las que no les frenan los taxis cuando los llaman No es exageraci&oacute;n, es lo que le pasaba a David, que lo ten&iacute;a naturalizado y no le hab&iacute;a puesto un nombre.&nbsp;
Para el 2020, David ya ten&iacute;a acumuladas muchas escenas as&iacute;, de su vida personal y de lo que ve&iacute;a alrededor. Necesit&oacute; esa toma de conciencia para empezar a escribir sobre la discriminaci&oacute;n que ven&iacute;a experimentando. "Yo nunca hab&iacute;a nombrado mi color de piel. Toda la vida hab&iacute;a dicho 'soy un negro', ten&iacute;a verg&uuml;enza, no sab&iacute;a que hab&iacute;a algo de lo que estar orgulloso. Mi primer acercamiento fue desde el cuerpo, ser&aacute; que soy actor", dice.
Y es actor, David. Tambi&eacute;n es profesor de biolog&iacute;a &ndash;su padre le hizo firmar un papel prometiendo que no se dedicar&iacute;a a la actuaci&oacute;n porque el arte, para &eacute;l, era &ldquo;sin&oacute;nimo de cagarse de hambre&rdquo;&ndash;, es licenciado en artes esc&eacute;nicas por la Universidad Nacional de las Artes y tiene un posgrado de especializaci&oacute;n en arteterapia. Cuando viv&iacute;a en Tartagal, Salta, su tierra natal arrasada por un alud, actuaba. Y en Tierra del Fuego, donde se crio, hac&iacute;a presentaciones para las madres y padres de la cuadra. David siempre quiso crecer como actor; pero en los castings solo le daban papeles de chorro, gendarme o polic&iacute;a.
El descubrimiento de su identidad pol&iacute;tica fue un despertar profesional, como hallarse dentro de su propia piel. Lo que &eacute;l viv&iacute;a val&iacute;a la pena ser contado para que el dolor resultara emancipatorio para otros. Grab&oacute; el cortometraje Marr&oacute;n, en su cocina, mon&oacute;logo que lleg&oacute; a Canal Encuentro. Despu&eacute;s Argentina no es blanca, y se hizo viral en TikTok. Se present&oacute; a un concurso del Teatro Cervantes y lo gan&oacute; con la pieza Blizzard, que estuvo en exhibici&oacute;n durante 2021. Y ahora, El David marr&oacute;n es un &eacute;xito, con la direcci&oacute;n de Laura Fern&aacute;ndez, los viernes en Dumont (Santos Dumont 4040, Chacarita).
El gui&oacute;n
Hay dos David en un museo, uno es una r&eacute;plica de la obra de Miguel &Aacute;ngel; el otro es el actor. Un David frente a otro David. Uno blanco, caro y hegem&oacute;nico. El otro: un pibe simple, que mira azorado al David desnudo. Hasta que aparece un chico blanco, rubio, con cara de abogado, que le habla al pibe marr&oacute;n y lo lleva a ver la pintura celebrada como la &ldquo;primera de arte genuinamente nacional&rdquo;: La vuelta del mal&oacute;n, del artista argentino Angel Della Valle. En esa obra, el mal&oacute;n saquea una iglesia y uno como &eacute;l, como David, se lleva de reh&eacute;n a una mujer blanca. "Vos pod&eacute;s ser mi David, mi indiecito", le dice. La relaci&oacute;n que se forja entre ellos, frente a las obras y en el ba&ntilde;o del museo, condensa toda la revelaci&oacute;n de un cuerpo en una sociedad discriminadora. En la sala de Dumont, David mira al p&uacute;blico, busca interpelar. "Escrib&iacute; un personaje que no es consciente de lo que le pasa, lo niega, se va dando cuenta en ese mon&oacute;logo, a medida que siente la violencia y la crueldad, momentos de dolor que son un medio, no un fin en s&iacute; mismos".&nbsp;
David expresa ese despertar pol&iacute;tico, y tambi&eacute;n contagia la alegr&iacute;a de la aventura. La gente se r&iacute;e mientras &eacute;l corre de ac&aacute; para all&aacute; y relata la experiencia de un ba&ntilde;o-tetera donde los cuerpos masculinos se unen para su satisfacci&oacute;n. Una especie de manual de conducta, de c&oacute;digo gay que se transmite mediante el goce y es irrespetuoso de la solemnidad del museo donde habitan las grandes obras de las Bellas Artes. "Nunca pens&eacute; que alguien que pudiera ver mis videos sobre pol&iacute;tica y racismo en las redes iba a pagar por verme en el teatro", dice pensativo, casi como reflexi&oacute;n final. Sentado en una sede de la UNA, antes de entrar a dar clases, mueve su pelo negro, lacio, brillante, y agrega: &ldquo;Las redes me pagan el alquiler, &iexcl;pero lo que yo quiero es actuar!&rdquo;. Y David act&uacute;a.&nbsp;
&iquest;Qu&eacute; hace de una obra un hecho art&iacute;stico? Tal vez la experiencia de lo trascendental. &iquest;Qu&eacute; hubiera pasado si el material lujoso de principios del siglo XVI, empleado por Miguel Angel para el David hubiera sido la madera? Tal vez la belleza hegem&oacute;nica, para la historia, hubiera sido marr&oacute;n.

Fotograf&iacute;as: Alejandra Lopez. Maquillaje: Agostina Capriata

Obra originaria

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