Memorias con experiencias personales e instant&aacute;neas de la escena social, pol&iacute;tica y cultural argentina. Una charla exclusiva con la periodista pionera de la cr&iacute;tica de moda y tendencias.

Felisa Pinto entiende la moda como un lenguaje, al igual que las artes pl&aacute;sticas o la arquitectura. Tal vez por eso sus memorias est&aacute;n impregnadas de ese registro. Las tertulias pol&iacute;ticas en Totoral &ndash;en su C&oacute;rdoba natal&ndash; los movimientos de vanguardia, las veladas aristocr&aacute;ticas, la bohemia familiar, el despertar cin&eacute;filo y la pasi&oacute;n por la m&uacute;sica fueron moldeando tanto su visi&oacute;n del mundo como un sentido est&eacute;tico singular. Bajo esa mirada &uacute;nica, siempre se acercar&aacute; a lo nuevo del mismo modo que cuando escuch&oacute; por primera vez m&uacute;sica dodecaf&oacute;nica ejecutada por su padre: con sorpresa y encantamiento. Su formaci&oacute;n cultural, junto con sus dotes de socialite, hicieron de ella una it girl mucho antes de que naciera el concepto. Como periodista se desempe&ntilde;&oacute; en las redacciones de Primera Plana, La Opini&oacute;n, Damas y Damitas, Confirmado, Atl&aacute;ntida, Para Ti, La Naci&oacute;n y P&aacute;gina12, por citar algunas. Como corresponsal en Europa a comienzos de los a&ntilde;os 1960, entrevist&oacute; a buena parte de la intelectualidad que habit&oacute; su imaginario adolescente. La lista de las personalidades argentinas con las que altern&oacute; sus d&iacute;as es inabarcable, basta con decir que entre sus v&iacute;nculos y amistades se encuentran las figuras m&aacute;s estimulantes de la cultura local. Sus aportes a la moda argentina van desde un nuevo abordaje period&iacute;stico a la materia hasta su participaci&oacute;n en la creaci&oacute;n de la Carrera de Dise&ntilde;o Textil e Indumentaria de la UBA. En sus cr&oacute;nicas siempre alent&oacute; la imaginaci&oacute;n y la irreverencia de quienes se animaron a crear con sello propio. CHIC. Memorias Ecl&eacute;cticas es una lecci&oacute;n de estilo &ndash;aunque no pretenda serlo&ndash; escrita en clave de lujo atemporal. Son ense&ntilde;anzas inferidas de los relatos de una mujer que conoce el secreto de haber vivido siempre fiel a s&iacute; misma.&nbsp;
El libro publicado por Penguin Random House estar&aacute; en las librer&iacute;as a partir de septiembre.

&ldquo;La foto pertenece a Bien Com&uacute;n, la colecci&oacute;n de Pablo Ram&iacute;rez del a&ntilde;o 2014. En esa ocasi&oacute;n, &eacute;l reuni&oacute; a un grupo de mujeres que no eran de la moda y que evocaban el mundo de Victoria Ocampo. Tengo puesto un&nbsp; tailleur muy estricto en crep&eacute; de lana negro &ndash;por supuesto&ndash; largo hasta el tobillo, con una chaqueta pegada al cuerpo. Debajo, una camisa blanca de algod&oacute;n divina como todas las que hace Pablo. En la solapa me puse una orqu&iacute;dea natural. Victoria, que no fue una v&iacute;ctima de la moda, siempre, siempre se pon&iacute;a en la solapa una flor fresca que cortaba de su propio jard&iacute;n &iexcl;Mir&aacute; que cosa tan elegante! En la foto tengo un perfil literario e introspectivo m&aacute;s que de moda. Me veo severa con ese peinado muy liso y el maquillaje, yo jam&aacute;s uso un rouge fuerte en los labios&rdquo;

Una flor fresca del jardín

&ldquo;A Jacques Pr&eacute;vert lo conoc&iacute; en los a&ntilde;os 50. De adolescente, yo adher&iacute;a a las ideas insolentes y revolucionarias que crec&iacute;an, sobre todo, en Par&iacute;s. Admiraba a Juliette Gr&eacute;co, que cantaba sus poemas; ella me abri&oacute; las puertas a un mundo maravilloso. El disco que m&aacute;s me gustaba era &ldquo;Je suis comme je suis&rdquo;, una oda al feminismo, a la libertad de las mujeres, a la sexualidad. Jam&aacute;s hubiera pensado que en el verano de 1963 me iba a ir a Europa como corresponsal extranjera de la revista Atl&aacute;ntida. Llegu&eacute; a Francia con una carta de recomendaci&oacute;n de unos amigos muy conectados con ese mundo. Por aquellos d&iacute;as se inauguraba una exhibici&oacute;n de unos collages de Pr&eacute;vert en Antibes con pr&oacute;logo de Pablo Picasso, as&iacute; que all&aacute; fui con un joven amigo, un romance del momento. No me imagin&eacute; que iba a conocer en persona a Picasso, y mucho menos que lo iba a entrevistar. Ese fue un momento culminante del comienzo de mi carrera. A partir de all&iacute;, siempre un&iacute; la moda con las artes. En la foto estamos con el escritor en la terraza de su casa de Antibes, que daba a unos acantilados. Era un hombre de un progresismo contundente y un gran sentido del humor. Sol&iacute;a decir: no hay nada peor que la trascendencia y la solemnidad. Su charla era extraordinaria. En Par&iacute;s yo me vest&iacute;a con la poca plata que ganaba como corresponsal. Encontraba cosas divinas en las tiendas Prisunic &ndash;las m&aacute;s baratas&ndash; en Printemps y en Galeries Lafayette. Todo el mundo dec&iacute;a que estaba elegant&iacute;sima &iexcl;Con tres pesos! Tengo puesto un pantal&oacute;n capri y una camisola amplia estampada con motivos geom&eacute;tricos en verde y azul, ambos de popl&iacute;n. A la salida de Lafayette hab&iacute;a encontrado un pa&ntilde;uelo de gasa &iexcl;Fijate qu&eacute; raro! color verde agua. Como estaba todo el d&iacute;a en el mar y en aquel entonces no se pod&iacute;a, bajo ning&uacute;n concepto, asistir a eventos sociales con el pelo mojado, empec&eacute; a usar pa&ntilde;uelos de seda en la cabeza. Tambi&eacute;n usaba las famosas alpargatas catalanas que veo que ahora est&aacute;n de &uacute;ltima moda. Como &uacute;nica joya llevaba una pulsera de plata boliviana que hab&iacute;a sido de mi madre. Todav&iacute;a conservo el pa&ntilde;uelo y la pulsera. En esas tiendas tambi&eacute;n compraba unas copias muy bien hechas de unos vestidos de jersey con estampados Pucci. As&iacute; iba a los c&oacute;cteles importantes, vestida de &acute;falso Pucci&acute;, algo que me causaba mucha gracia y me encantaba hacer&rdquo;

Con tres pesos

&ldquo;Rolando Paiva era un gran amigo m&iacute;o y de Rosita Bail&oacute;n. Un fot&oacute;grafo inmenso, adem&aacute;s de pintor y escritor, que muri&oacute; muy joven. Un d&iacute;a me llam&oacute; porque quer&iacute;a hacer una foto conmigo de modelo y ropa de Rosita. Para &eacute;l yo era la m&aacute;s elegante de Argentina porque era distinta a todas &iexcl;Mir&aacute; qu&eacute; piropo! Cuando llegamos al estudio Rosita me dio un conjunto que consist&iacute;a en un pantal&oacute;n muy ancho, negro con motas blancas, que combinaba con un soutien con fondo blanco y motas negras. Era la primera vez en la vida que ella hac&iacute;a algo tan audaz como un dos piezas. A eso le agreg&oacute; una capelina de algod&oacute;n que hab&iacute;a encontrado en un vintage (aunque todav&iacute;a no se dec&iacute;a as&iacute;, eran casas de ropa usada). El collar de cuentas de madera laqueada era de un lugar en la calle Reconquista al que ella iba a comprar botones antiguos. Rolando, que nunca antes hab&iacute;a hecho fotos de moda, le sum&oacute; la sutileza de unas pompas de jab&oacute;n suspendidas a mi alrededor que le dieron un efecto muy interesante al retrato&rdquo;.

Pompas de jabón

&ldquo;Los franceses inventaron el t&eacute;rmino &acute;chic&acute; en el siglo XIX para transmitir algo que yo he sentido que me representa. Lo he incorporado desde siempre a mi vocabulario. Para m&iacute;, ser chic es estar a la moda pero a la manera propia, reflejando cada personalidad y sabiendo qu&eacute; es lo que te queda bien, sin exageraci&oacute;n ni pretensi&oacute;n. Elegancia extrema natural, en lo posible. Los franceses dec&iacute;an chic casi exclusivamente en materia de moda, luego, los ingleses lo hicieron extensivo a situaciones, objetos y personas que supieran elegir una forma elegante de vivir. Resumiendo, tener estilo&rdquo;.

Felisa Pinto: crónica de vida

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