Frente a una nueva puesta de Ricardo III, el actor habla de la potencia de Shakespeare y el escenario como centro de su vida.&nbsp;

&ldquo;Conozco una prueba concluyente en el teatro -escribi&oacute; el inmenso director brit&aacute;nico Peter Brook-. Cuando emoci&oacute;n y argumento se entrelazan en el deseo del p&uacute;blico de verse con mayor claridad, algo se fija entonces en la mente. El acontecimiento marca en la memoria un contorno, una huella, un olor, una imagen&rdquo;. &iquest;Un olor? Joaqu&iacute;n Furriel recuerda n&iacute;tidamente la primera vez que vino al Teatro San Mart&iacute;n, a los quince a&ntilde;os, con sus compa&ntilde;eros (mayores que &eacute;l) de la Comedia de Almirante Brown. &ldquo;Recuerdo el olor del Teatro. Todos los lugares huelen. De todos los sentidos, el olfato es el que nos lleva de manera muy directa a nuestra infancia, a nuestra adolescencia. A ese momento en el que se potencia el deseo. Y yo, de alguna manera, deseaba formar parte de ese aroma del teatro. Yo me constru&iacute; en la certeza... Porque ten&iacute;a que creer en algo, &iquest;no? Era un pibe de barrio. La capital, para m&iacute;, quedaba lejos... Y de repente, me vine para ac&aacute;, a estudiar en el Conservatorio de Arte Dram&aacute;tico. Ah&iacute; empec&eacute; a armar una identidad nueva. Mud&eacute; la piel&rdquo;.
Pasaron cerca de treinta y cinco a&ntilde;os y Furriel protagoniza La verdadera historia de Ricardo III en el San Mart&iacute;n, el teatro que atraves&oacute; su destino mucho m&aacute;s all&aacute; de aquella visita inici&aacute;tica. Tiene mucha historia para &eacute;l: &ldquo;m&aacute;s historia, imposible&rdquo;. Aqu&iacute; mismo, haciendo otro Shakespeare, Sue&ntilde;o de una noche de verano, conoci&oacute; a la madre de su hija. Aqu&iacute; comparti&oacute; con Alfredo Alc&oacute;n Final de partida, despedida de los escenarios de su maestro, que muri&oacute; en 2014. Y aqu&iacute; est&aacute; ahora, sentado a la mesa m&aacute;s apartada del bar del hall del Teatro, precisamente bautizado Alfredo en homenaje a Alc&oacute;n. &ldquo;El tiempo va transcurriendo y as&iacute; nos vamos pasando la posta unos a otros. Tenemos una tradici&oacute;n construida en este lugar y para m&iacute; es un placer formar parte, ser un eslab&oacute;n&rdquo;.
A prop&oacute;sito de Ricardo III, Furriel explica: &ldquo;Me gusta hacer una analog&iacute;a entre la actuaci&oacute;n y la antropolog&iacute;a, en cuanto al trabajo de campo. La etapa de la investigaci&oacute;n es una de las que m&aacute;s disfruto. Esta obra me dio la oportunidad de investigar sobre la maldad: sumergirme en el coraz&oacute;n de las tinieblas para ver qu&eacute; hay ah&iacute;&rdquo;.
L&rsquo;OFFICIEL: &iquest;A d&oacute;nde condujo esa investigaci&oacute;n?
JOAQUIN FURRIEL: (Pausa). Yo tuve un ACV, hace diez a&ntilde;os. El neurocirujano me dijo algo maravilloso: &ldquo;Tengo una buena noticia y otra no tan buena. La buena es que todos tus estudios dieron perfecto. La no tan buena es que no tengo respuesta m&eacute;dica. &iquest;Por qu&eacute; tuviste un ACV? Lo que te recomiendo es que, a todas las personas que necesiten una respuesta, si te dicen que creen que fue por estr&eacute;s, o por lo que sea, les digas que s&iacute;&rdquo;. Con Shakespeare pasa lo mismo. Todas las personas que conocen la obra vienen con su subjetividad. Si te dicen: &ldquo;Habla del poder&rdquo;, ten&eacute;s que decirles que s&iacute;. Si te dicen: &ldquo;Habla de la deformidad&rdquo;, tambi&eacute;n. A todos ten&eacute;s que decirles que s&iacute;... Porque si Shakespeare nos sigue interpelando hoy, es porque habla de la humanidad, abriendo la dimensi&oacute;n humana para permitir que cada uno invoque su propia subjetividad. Que el espectador se meta en esa atm&oacute;sfera para ir a buscar hasta d&oacute;nde puede llegar la oscuridad... Hay humor... Hay temores, miedo, locura, desesperaci&oacute;n... Todo lo que genera el poder.
En la visi&oacute;n personal de Furriel, esta obra ten&iacute;a que ser dirigida por el catal&aacute;n Calixto Bieito. &ldquo;Pero, &iquest;c&oacute;mo lograr que Calixto venga a dirigir a Argentina? No es f&aacute;cil que un director, en su mejor momento, abra la agenda, viniendo de hacer la tetralog&iacute;a de Wagner en la Opera Garnier... El es fan de Buenos Aires. Es una ciudad que le gusta mucho y le gustan mucho los actores y las actrices argentinos. Me dijo: &lsquo;yo te acompa&ntilde;o, voy con vos&rsquo;. Eso fue a fines de 2022, cuando bloqueamos una ventana de tiempo para este 2025&rdquo;.
Mientras tanto, vimos viralizarse el encuentro de Joaqu&iacute;n, como embajador de la firma italiana Moncler, con Anne Hathaway y ASAP Rocky, y vimos replicarse las fotos del encuentro en el que Martin Scorsese, mentor de la realizadora argentina Celina Murga y productor de El aroma del pasto reci&eacute;n cortado, elogi&oacute; su trabajo. Despu&eacute;s, Joaqu&iacute;n rod&oacute; en Espa&ntilde;a, donde estuvo viviendo varios meses, el thriller Cortafuego -del director David Victori- y la serie El refugio at&oacute;mico, una distop&iacute;a creada por Alex Pina y Esther Mart&iacute;nez Lobato -dupla que firm&oacute; La casa de papel- que Netflix estrena el 19 de septiembre.&nbsp;
Su filmograf&iacute;a se expandi&oacute; sin cesar en la &uacute;ltima d&eacute;cada. &ldquo;En un momento me empez&oacute; a ir muy bien en el audiovisual, empec&eacute; a tener laburos muy interesantes. Claro, de pronto me dije: &lsquo;hace tres, cuatro a&ntilde;os que no hago teatro&rsquo;. Yo me form&eacute; para hacer teatro. Para m&iacute; es importante reencontrarme con ese ritual. Los tiempos del teatro... La conexi&oacute;n con todo el equipo. Me gusta la experiencia del vivo con los espectadores. Me gusta que vengan y que estemos juntos, en ese mismo momento en el que la vida nos une a todos para contar una historia&rdquo;, reivindica Furriel. &ldquo;Me gusta lo at&aacute;vico que tiene el teatro. Esencialmente, todas las personas que se sientan en la butaca saben que durante una hora cuarenta van a descansar de la parafernalia que llega por el tel&eacute;fono, y van a dejarse llevar a donde quieran ir, con mayor o menor entusiasmo, seg&uacute;n las expectativas de cada espectador o espectadora... En un ritual que no es demasiado diferente al de los ditirambos de la antigua Grecia&rdquo;.
En esta temporada, Furriel recrea una obra escrita alrededor del 1600, ambientada alrededor de 1480, y que en la lectura de Calixto Bieito con dramaturgia de Adri&agrave; Reixach apela a nuestra &eacute;poca. &ldquo;Habla del exceso de poder, en definitiva. Los comportamientos autoritarios de la Edad Media, aunque ya no vivimos en sociedades feudales, quedan en el ADN como un sesgo, una especie de eco en los discursos de nuestras democracias occidentales... Algo que no cauteriz&oacute; y qued&oacute; ah&iacute;. Incomodando, provocando un chirrido que genera que todos estemos un poco alertas... Hace mucho tiempo. Porque no tenemos d&oacute;nde colocar lo que necesitamos, que es la esperanza&rdquo;.&nbsp;

Fotograf&iacute;as: Germ&aacute;n Romani. Estilismo: Pamela Martinelli. Asistentes de fotograf&iacute;a:&nbsp; Esmeralda Ruffilli y Emi Fegger. Maquillaje y peinado: @veroluna.makeup para @estudioveroluna. Asistente de maquillaje y peinado: @agustinfortuni.mkp para @estudioveroluna. Asistente de estilismo: Tamara Orellana Ortiz. Locaci&oacute;n: @studio7ba.

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