Cuatro libros para acompa&ntilde;ar la primavera.

Esta compilaci&oacute;n de cartas de personajes c&eacute;lebres a sus madres nos habilita una especie de placer voyeurista. Quiz&aacute;s no haya mayor vulnerabilidad que decir &ldquo;mam&aacute;&rdquo;: una palabra en la que nos develamos todos como pichones, mam&iacute;feros en busca de cari&ntilde;o. La relaci&oacute;n con la madre es uno de los grandes temas literarios, inagotable en su complejidad y diversidad. Hay madres dulces, rencorosas, compa&ntilde;eras, competitivas, complacientes, duras, imposibles. Diosas, monstruos, fantasmas. Pero en estas cartas no las conocemos. Las figuras que est&aacute;n en primer plano son las de los hijos y las hijas, que se dibujan a trav&eacute;s de sus pedidos, sus noticias, sus reclamos y deseos. La compilaci&oacute;n est&aacute; llena de joyitas, como las cartas en las que una Sylvia Plath muy enamorada le escribe a su madre acerca del objeto de su fascinaci&oacute;n, Ted Hughes: &ldquo;Ted es incre&iacute;ble, madre&hellip; siempre lleva el mismo jersey negro y una chaqueta de pana con los bolsillos llenos de poemas, truchas frescas y horoscopos&rdquo;. O las amorosas palabras que le dedica Rilke a su &ldquo;querida y bondadosa madre&rdquo;, donde se puede entrever la fascinaci&oacute;n de ambos por la navidad. Llegamos a conocer a un Rimbaud muy preocupado con el dinero, un Puig igual de gracioso que en sus novelas y un Baudelaire atormentado por sus &ldquo;cr&iacute;menes de juventud&rdquo;. En muchas de estas cartas, prevalece el reclamo, la queja, el ajuste de cuentas y el pedido de dinero. En otras, aparece una relaci&oacute;n de complicidad, como la que se puede entrever en las preciosas cartas de Frida Kahlo: &ldquo;Mamacita chula, no dejes de hacer lo que te digo, cu&iacute;date mucho. No te quedes solita mucho tiempo y procura salir los domingos a divertirte, aunque sea el mugroso cine del pueblo&rdquo;. En todas ellas, una misma invocaci&oacute;n que se condensa perfectamente en el t&iacute;tulo: no dejes de escribirme.
Alquimia Ediciones

No dejes de escribirme: Cartas a la madre, A.A.V.V

La editorial rosarina contin&uacute;a acerc&aacute;ndonos, por medio de traducciones excelentes, a voces extranjeras y mayormente desconocidas en el pa&iacute;s. En este caso se trata de la poeta holandesa Sasja Jansen. V&iacute;rgula es el primer poemario de la autora que se edita en Argentina y es una joyita: un libro lleno de im&aacute;genes violentas, brillantes, inesperadas. Los poemas est&aacute;n atravesados por una segunda persona que se parece a un ruego: &ldquo;contame c&oacute;mo se encogen los fuegos y se dilatan las horas&rdquo;. La traducci&oacute;n rioplatense vuelve esa voz a&uacute;n m&aacute;s urgente. Nos vosea, nos rodea, nos reclama: &ldquo;te escribo porque nunca respond&eacute;s&rdquo;. A lo largo de varios poemas que comienzan con el vocativo &ldquo;V&iacute;rgula&rdquo; o la frase &ldquo;te invoco&rdquo;, descubrimos escenas donde se atraviesa la enfermedad, el abuso y el erotismo. Versos que estallan de sensualidad, invocan aromas: &ldquo;no preparamos el pollo / nueces, ciruelas, miramos El &aacute;ngel azul / en la emisora del edificio y fumamos armados / las hebras con sabor a sangre ahumada&rdquo;. Los &aacute;rboles y sus ramas, su le&ntilde;a, aparecen recurrentemente como met&aacute;fora: &ldquo;ataron las antenas a ramas como frutos extra&ntilde;os / sin ellas no existo en ninguna parte, ni en este bosque / mi casa hecha astillas, ni en mi mente verdadera / bastante desmedida, esa ira / vuelven a rasgar los &aacute;rboles, a abrevar su leche vino agua / todo cruje y besa el suelo&rdquo;. Si desde este hemisferio tendemos a asociar lo n&oacute;rdico con una po&eacute;tica fr&iacute;a y desafectada, Sasja Jansen contradice esa noci&oacute;n con este poemario tan vital como savia fresca.
Editorial Serapis

Vírgula, Sasja Jansen

Ruge el bosque es un proyecto po&eacute;tico pero tambi&eacute;n pol&iacute;tico: en las palabras de las compiladoras, el libro &ldquo;traza un mapa ecol&oacute;gico informado por la materialidad de las lenguas, ecosistemas y cosmovisiones regionales&rdquo;. Poetas de distintos pa&iacute;ses del cono sur desfilan por estas p&aacute;ginas, revelando formas de ver el mundo, con paisajes devastados pero a la vez resistencia y amor por el lugar. El libro est&aacute; organizado en torno a conceptos medioambientales tomados de distintas lenguas originarias, acompa&ntilde;ados por citas de la poeta uruguaya Marosa di Giorgio, a quien las compiladoras toman como una referente del g&eacute;nero de la ecopoes&iacute;a en latinoam&eacute;rica. Las biograf&iacute;as de lxs poetas est&aacute;n narradas desde las particularidades y problem&aacute;ticas de los lugares que les toc&oacute; habitar, pensando los territorios como partes constitutivas de la identidad: &ldquo;Creci&oacute; en la zona rural de la isla Chilo&eacute;, un territorio chileno ofrendado al capital como zona de sacrificio&rdquo;, reza la biograf&iacute;a de Victoria Herreros Shenke, &ldquo;sus textos se ligan a una ruralidad que est&aacute; desapareciendo debido a la sequ&iacute;a provocada, entre otros factores, por la extracci&oacute;n indiscriminada del Ponp&oacute;n, un musgo esencial para el equilibrio h&iacute;drico, y la contaminaci&oacute;n de las salmoneras&rdquo;. En la secci&oacute;n que est&aacute; enfocada en &ldquo;las multiplicidades acu&aacute;ticas&rdquo;, la poeta bahiense, Valeria Mussio, conmueve con su poema &ldquo;islote de la gaviota cangrejera&rdquo;: &ldquo;(...) de todas las orillas / la que se habita es la que se enfrenta a las f&aacute;bricas / que estallan frente al metal y el humo que intoxica / porque ellas saben bien que casa / lo que se dice &ldquo;casa&rdquo; / muchas veces es un campo de batalla&rdquo;. Este volumen es el primero de varios que tienen pensado realizar sus compiladoras, convocando a poetas y editoriales independientes de toda la regi&oacute;n. Como escriben las autoras, se trata de una invocaci&oacute;n a &ldquo;un futuro colectivo guiado por la colaboraci&oacute;n transnacional, el conocimiento ancestral y la esperanza radical&rdquo;.
Caleta Olivia&nbsp;

Ruge el bosque: ecopoesía del Cono Sur, A.A.V.V (editado por Valeria Meiller, Whitney DeVos y Javiera Pérez Salerno)

Esta novela se centra en los a&ntilde;os de residencia de una joven en un hospital neoyorquino: dentro de ese relato, caben algunos de los problemas m&aacute;s interesantes de la medicina. En sus primeros d&iacute;as cursando Anatom&iacute;a, la narradora tiene una pregunta que la acecha. Como Holden Caulfield se preguntaba a d&oacute;nde iban los patos en invierno, ella se pregunta &ldquo;&iquest;De d&oacute;nde vienen los cuerpos?&rdquo;. La respuesta representa una puerta de entrada a la crueldad del sistema m&eacute;dico. &ldquo;El &uacute;ltimo d&iacute;a de anatom&iacute;a, nos cambiamos juntos por &uacute;ltima vez, pusimos los ambos en bolsas de basura y tiramos los zapatos, doscientos zapatos apilados en un cesto, como si fuera del d&iacute;a despu&eacute;s de alguna atrocidad&rdquo;, narra al final de ese cap&iacute;tulo. Y as&iacute; Anna Deforest da comienzo a un tour por las vicisitudes del sufrimiento humano: las personas en estado vegetativo y la inc&oacute;gnita filos&oacute;fica que plantea su existencia, la violencia obst&eacute;trica, la pobreza y el acceso a tratamientos, la vulnerabilidad de los pacientes, los experimentos cruentos sobre poblaci&oacute;n negra, el c&aacute;ncer y la culpa, la tuberculosis y los poetas rom&aacute;nticos, la gram&aacute;tica de la enfermedad. Es una novela llena de observaciones filosas, relatos fascinantes, contados con un gran manejo y conocimiento de la fuerza que tienen las im&aacute;genes. En el libro puede leerse una denuncia a la medicina como instituci&oacute;n que se piensa muchas veces como objetiva e incontestable, pero que deber&iacute;a hacerse muchas m&aacute;s preguntas de las que se permite: &ldquo;No hab&iacute;a ninguna emoci&oacute;n duradera, ning&uacute;n cierre. Todo el trabajo consist&iacute;a en anotaciones, sin narraci&oacute;n&rdquo;. Historia de la enfermedad actual es una novela absorbente que logra escapar al lugar com&uacute;n de &ldquo;inspirar empat&iacute;a&rdquo;, para concentrarse en una forma de resistencia m&aacute;s genuina: la de hacer buenas preguntas.
Fiordo

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