A propósito de la nueva edición de su libro más representativo, la italiana María Luisa Frisa reflexiona sobre las tensiones en la industria. El branding, el pensamiento proyectual en los diseños y las prácticas a revisar en el escenario pospandemia.

La cr&iacute;tica de arte y moda atiende la videollamada desde su oficina en la <a href="http://www.iuav.it/">Universit&agrave; Iuav de Venecia</a>, Italia. All&iacute; dirige el curso de Licenciatura en Dise&ntilde;o de Moda y Artes Multimedia. La excusa perfecta para hablar con <a href="https://www.instagram.com/lafrisa/">Mar&iacute;a Luisa Frisa</a> es la traducci&oacute;n al espa&ntilde;ol de <a href="https://www.edicionesampersand.com/product-page/las-formas-de-la-moda-maria-luisa-frisa">Las formas de la moda. Cultura, industria, mercado (Ampersand, 2020)</a>. Reflexivo y conceptual &ndash; publicado hace cinco a&ntilde;os en Italia&ndash; indaga sobre temas como la sostenibilidad, el mercado laboral y la deconstrucci&oacute;n de estereotipos de g&eacute;nero.&nbsp;

Frisa, curadora de muestras como &ldquo;Bellissima. L&rsquo;Italia dell&rsquo;alta moda 1945-1968&rdquo; y &ldquo;MEMOS. A proposito della moda in questo millennio&rdquo;, sostiene que son tan vertiginosos los cambios en la industria que sinti&oacute; la necesidad de actualizar el prefacio para &nbsp;&ldquo;discutir la cosmovisi&oacute;n de la &eacute;poca&rdquo;. Sin un &aacute;pice de nostalgia, explora las distintas ramificaciones de la industria y su metamorfosis en los &uacute;ltimos a&ntilde;os.

&iquest;Cu&aacute;les son los cambios principales que vivi&oacute; la moda en estos cinco a&ntilde;os?

Desde que edit&eacute; el libro hasta que se public&oacute; su traducci&oacute;n, los mayores cambios tuvieron que ver con la manera de comunicar la moda. Hoy los dise&ntilde;adores trabajan menos en la elaboraci&oacute;n de una colecci&oacute;n y mucho m&aacute;s en los contenidos alrededor de la marca. Me parece una &eacute;poca interesante por la forma que tiene la moda de expresar su contemporaneidad, en la que todos abrazan los temas sociales como la performatividad del cuerpo, la superaci&oacute;n del pensamiento binario, la diversidad de g&eacute;nero y la sostenibilidad como temas principales, pero, a mi criterio, falta un pensamiento proyectual que acompa&ntilde;e desde el dise&ntilde;o. Adem&aacute;s, con esta pandemia se profundiz&oacute; la necesidad de ralentizar el sistema de la moda actual y de repensar el consumo de prendas como si fuesen objetos descartables.&nbsp;

En el libro mencion&aacute;s que, hist&oacute;ricamente, las personas se apropiaron de elementos de otros g&eacute;neros para construir una nueva identidad. &iquest;Cu&aacute;l es tu opini&oacute;n en relaci&oacute;n con la apropiaci&oacute;n cultural en la moda?

La moda es un sistema que naturalmente ha mirado hacia otras culturas y pa&iacute;ses, en un juego rec&iacute;proco de fascinaci&oacute;n y curiosidad por el otro, pero nunca desde la mala intenci&oacute;n. Lo mismo respecto del&nbsp; travestismo en la indumentaria o el cross dressing: la moda no puede perder ese deseo de experimentar con otras culturas, siempre que se lo haga desde la admiraci&oacute;n y el respeto. Es un tema complejo, pero sin estos cruces hoy no tendr&iacute;amos la fotograf&iacute;a de Man Ray, la pintura de Picasso. Una de las &uacute;ltimas confluencias m&aacute;s interesantes en la moda fue, por ejemplo, la de Gucci con Dapper Dan: la idea no fue cuestionar qui&eacute;n se apropi&oacute; de qui&eacute;n sino el incre&iacute;ble sentido del c&iacute;rculo creativo y c&oacute;mo cerraba en esa colaboraci&oacute;n.&nbsp;

"En esta pandemia se profundizó la necesidad de ralentizar el sistema de la moda actual y de repensar el consumo de prendas como si fuesen objetos descartables".

Sosten&eacute;s tambi&eacute;n que los creativos de las firmas de lujo deber&iacute;an estar obligados a trabajar con el legado de la etiqueta que dirigen, pero no siempre se cumple esta premisa, como en el caso de Balenciaga.&nbsp;

La permanencia del branding como est&aacute; sucediendo hoy en la moda contempor&aacute;nea, con los grandes corporaciones dirigiendo las marcas, genera una situaci&oacute;n muy particular. Hoy el director creativo es una figura muy interesante, pero que rota de etiqueta en etiqueta, casi como un t&eacute;cnico de f&uacute;tbol. Mientras genera buenos resultados y ventas, se queda; si no, se va. Lo que sucede en Balenciaga es que Demna Gvasalia es muy c&iacute;nico en su forma de dise&ntilde;ar. Como viene de Georgia, siempre mir&oacute; la moda europea como un extranjero y le interesa romper con ese sistema desde adentro, mientras que Nicol&aacute;s Ghesqui&egrave;re, por ejemplo, hizo un trabajo extraordinario de recuperaci&oacute;n de ciertas siluetas y creaciones del archivo de Crist&oacute;bal Balenciaga y encontr&oacute; el equilibrio con su manera de dise&ntilde;ar. Lo mismo sucede en Gucci con Alessandro Michele, que rescat&oacute; la identidad de la etiqueta, porque la conoce muy bien, y adem&aacute;s la pudo adaptar a las necesidades del presente, con una visi&oacute;n para el futuro.&nbsp;

&iquest;C&oacute;mo se reconfigura el Made in Italy en este escenario?&nbsp;

El concepto se ha actualizado completamente. La industria mantiene en Italia la cadena de producci&oacute;n de casi todos los objetos fabricados en masa, con una calidad muy alta, pero debemos recordar que la mayor&iacute;a de las marcas &nbsp;que representan nuestra moda y cultura &ndash;Gucci, Pucci, Bottega Veneta, Bulgari&ndash; pertenecen a multinacionales. Esto significa que nos convertimos en los chinos de Europa, hacemos las cosas pero sin agregarle identidad al producto.&nbsp;&nbsp;

&iquest;Y por qu&eacute; cre&eacute;s que se dio de esta manera?

El principal problema en la moda local tiene que ver con la pol&iacute;tica italiana, porque no guardamos una historia de lo que se ha hecho para luego poder visibilizarlo. La moda italiana no le da la importancia que tiene; no hay&nbsp; lugares de representaci&oacute;n local como en Estados Unidos o en Par&iacute;s donde, en una semana de la moda, el presidente y la primera dama reciben a los dise&ntilde;adores locales m&aacute;s sobresalientes. Por una serie de motivos, la moda siempre fue considerada fr&iacute;vola y accesoria, aun cuando genera una incre&iacute;ble cantidad de puestos de trabajo, pero queda desarticulada y fragmentada como un sistema de producci&oacute;n, no como uno cultural. No se ense&ntilde;a en las universidades ni hay museos dedicados a ella. Necesitamos reconsiderar la idea de Made in Italy ante el riesgo que significa perder nuestra herencia e historia.

Crítica de moda

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