25 a&ntilde;os de Ram&iacute;rez. Una breve conversaci&oacute;n con el dise&ntilde;ador a horas de su presentaci&oacute;n en el cierre de Designers BA.&nbsp;

Pablo Ram&iacute;rez habla calmo pero firme, con la tranquilidad de haber concretado aquel anhelo que lo acompa&ntilde;&oacute; desde joven, cuando estudiaba dise&ntilde;o en la Universidad de Buenos Aires. Mientras conversa con L&rsquo;Officiel Argentina, en su taller se vive el vertiginoso ritmo de un equipo que se prepara para la pasarela. &ldquo;Es una colecci&oacute;n que tiene que ver con el archivo&rdquo;, anticipa. El v&iacute;nculo con su historia lo llev&oacute; a sumergirse en una zona &iacute;ntima y afectiva: una memoria sensible de bocetos, dibujos y figurines que marca el tono de su pr&oacute;xima presentaci&oacute;n.&nbsp;
La nueva colecci&oacute;n est&aacute; estructurada en tres bloques atravesados por el denim, material que vuelve cargado de nuevos sentidos. En negro, azul y natural, los dise&ntilde;os revisitan momentos claves de la firma. &ldquo;Reedit&eacute; el jumper escolar con el que gan&eacute; mi primer concurso y empec&eacute; a trabajar en 1994&rdquo;, cuenta. Tambi&eacute;n habr&aacute; resonancias de piezas de colecciones como Bodas o Fatal, reinterpretadas en denim azul con pespuntes blancos a contratono. &ldquo;Se ve el detalle de la confecci&oacute;n, de la molder&iacute;a, de los recursos que son s&uacute;per complejos. Me parec&iacute;a muy interesante mostrar todo eso&rdquo;.&nbsp;
En estas citas al pasado no hay nostalgia sino la intenci&oacute;n de recrear su propio discurso. Hay algo en ese gesto que condensa el esp&iacute;ritu de toda la colecci&oacute;n. Las piezas no son r&eacute;plicas ni homenajes literales: son citas y reapropiaciones, modelos elaborados desde nuevas perspectivas. &ldquo;En mi trabajo de molder&iacute;a fui evolucionando: actualic&eacute; recursos, t&eacute;cnicas, ideas&rdquo;. En su relectura hay innovaci&oacute;n, pero tambi&eacute;n la presencia de una voz que, desde un estilo personal&iacute;simo y reconocible, se sostiene a lo largo del tiempo.
Adem&aacute;s del denim, Ram&iacute;rez retoma elementos de su primera colecci&oacute;n Casta y explora nuevamente la sastrer&iacute;a desde una mirada contempor&aacute;nea. Lo andr&oacute;gino tambi&eacute;n se hace presente en su propuesta. Regresa la figura masculina, ausente de sus pasarelas en los &uacute;ltimos a&ntilde;os, desde un rol muy particular: &ldquo;En el patriarcado a la mujer aparece como adorno; ac&aacute; es al rev&eacute;s -dice Ram&iacute;rez-, la mujer es la fuerte, la protagonista, la madura, y el hombre es el que muestra un lado m&aacute;s bien sexy&rdquo;.
A lo largo de la charla, el dise&ntilde;ador vuelve sobre una idea que atraviesa toda su obra: el cuerpo como punto de partida. &ldquo;Siempre la base es el cuerpo, el foco est&aacute; en el calce, en c&oacute;mo te asienta, en las pinzas, en los recortes, en la construcci&oacute;n&rdquo;. Sobre la pasarela, los dibujos de sus figurines cobrar&aacute;n vida calzados con borcegu&iacute;es, zapatos que marcan una pisada firme, ligada a la resistencia. Su trayectoria, sin dudas, no puede pensarse por fuera de esta idea. Ram&iacute;rez supo defender su visi&oacute;n incluso frente a los embates de las recurrentes crisis econ&oacute;micas y los vaivenes de la industria nacional durante un cuarto de siglo.
&ldquo;Es una colecci&oacute;n de festejo, un mirar para atr&aacute;s pero no con nostalgia, desde el presente&rdquo;, dice. Al comprobar que muchos de los preceptos que lo guiaron desde el inicio siguen vigentes, Ram&iacute;rez hace hincapi&eacute; en la coherencia de su pr&aacute;ctica: &ldquo;Lo que me propuse hace a&ntilde;os -hacer ropa que no pase de moda, que sea cl&aacute;sica, que sea atemporal- puedo comprobarlo hoy. Las piezas siguen teniendo actualidad&rdquo;. En ese cruce entre archivo y celebraci&oacute;n, la colecci&oacute;n reafirma una &eacute;tica del dise&ntilde;o que apuesta por la permanencia y por la construcci&oacute;n de un estilo propio; uno que supo mantenerse vigente sin perder las convicciones.&nbsp;

La celebración

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