La actitud revolucionaria de Schiaparelli
No cabe duda que Elsa Schiaparelli fue una mujer desobediente para su época.

Ir contra la norma fue su lema de vida y así fue como en su trayectoria nos ha regalado prendas icónicas que son referencia en la historia de la moda, y al mismo tiempo, recurso de inspiración para la posteridad: el vestido esqueleto, el collar de insectos o el vestido langosta son evidencias de ello.

Schiaparelli se autodefinió como una artista que hacía moda, ganando por eso muchas rivalidades y creando polémicas a su alrededor. Con la sensibilidad que la caracterizaba, logró entender que para proponer una colección hacía falta un hilo conductor y propuso los desfiles como grandes espectáculos que sirvieran tanto para mostrar las prendas, como para publicitar a la firma.
Tras algunos años del relanzamiento de la marca, un joven diseñador rebelde queda al frente de esta firma: Daniel Roseberry. El nuevo director creativo se compromete con la fantasía y nos muestra grandes volúmenes que salen de la mitad de una falda. La nueva mujer Schiaparelli es fuerte, en todo el sentido de la palabra, desafiando las normas.

El diseño de Daniel Roseberry invita a mostrarse con descaro y lujo, inspirándonos a pensar en una moda donde lo artesanal y lo minucioso se convierten en la clave fundamental.

