L&iacute;neas simples, materiales nobles. Sus piezas siempre hablan del aprecio por la paciencia y el artesanado.&nbsp;

Cuando Paula Martini reflexiona acerca de la medida del &eacute;xito o cuestiona los principios del crecimiento continuo se aleja de los clich&eacute;s que suelen habitar los discursos comunes. Su modo de encontrar un lenguaje propio a trav&eacute;s de los a&ntilde;os la convierte en una rara avis dentro del sistema de la moda. Repartiendo su tiempo entre Buenos Aires y Jos&eacute; Ignacio crea ropa que parece querer volver siempre a los momentos felices.&nbsp;
L&rsquo;OFFICIEL: Gracias por atendernos desde Nueva York &iquest;Este viaje tiene que ver con nuevos proyectos?
Paula Martini: La temporada en Jos&eacute; Ignacio explota repentinamente y dura muy poco. Ya tengo experiencia, hace m&aacute;s de veinticinco a&ntilde;os que la llevo adelante. S&eacute; que en un momento me tengo que dar a la fuga, por lo menos dos d&iacute;as, para volver a conectar con mi energ&iacute;a. Us&eacute; este viaje, en principio laboral, para hacer ese corte necesario. Estoy pasando por un momento especial, orden&eacute; mi forma de pensar acerca de c&oacute;mo seguir adelante y decid&iacute; sostener lo que hice y sent&iacute; siempre. De alguna manera, quiero rebelarme contra la expresi&oacute;n &ldquo;Hay que salir de la zona de confort&rdquo;, que est&aacute; instalada en el inconsciente colectivo en relaci&oacute;n con el proceso creativo o la b&uacute;squeda de nuevos desaf&iacute;os. Estoy convencida de que uno puede marcar el crecimiento con su propio ritmo.
L&rsquo;O: &iquest;C&oacute;mo es ese ritmo en tu caso?
PM: A los veinte a&ntilde;os decid&iacute; quedarme a vivir en el Faro donde desarroll&eacute; este proyecto de modo muy org&aacute;nico. Desde el inicio prefer&iacute; profundizar en mi trabajo desafiando los tiempos impuestos por otros. Cuando se va la gente me concentro en seguir desenvolviendo mi propio lenguaje, usando esa seguridad que te da la zona de confort a favor de la creatividad. Es fundamental establecer cu&aacute;l es la medida del &eacute;xito para uno. Estaba por embarcarme en un proyecto que, probablemente, no era una buena idea. No quiero conquistar nada m&aacute;s, tengo suficiente trabajo, entusiasmo y desaf&iacute;os en la tierra f&eacute;rtil en la que estoy &iquest;Por qu&eacute; ir a buscar otra cosa?&nbsp;
L&rsquo;O: &iquest;Qu&eacute; influencia ejerce la naturaleza en tu trabajo?
PM: Ahora estoy m&aacute;s rioplatense, hace unos cinco a&ntilde;os que paso los inviernos en Buenos Aires y a partir de la primavera me instalo en Uruguay. Pero los veinte a&ntilde;os que viv&iacute; &uacute;nicamente en Maldonado tuvieron un profundo impacto en mi manera de hacer.&nbsp; No tanto por sus soles generosos o los vientos brav&iacute;os que se huelen en la liviandad de las telas; m&aacute;s que nada por los tiempos. Y tambi&eacute;n la escasez del entorno y el aislamiento de los balnearios. Ten&eacute;s que usar lo que ten&eacute;s a la mano. Cuando voy corriendo los velos del por qu&eacute;, cu&aacute;ndo y c&oacute;mo hacemos lo que hacemos encuentro en esa austeridad gran parte de las respuestas.&nbsp;&nbsp;
L&rsquo;O: &iquest;As&iacute; nacieron los te&ntilde;idos?
PM: Exacto, como no ten&iacute;a acceso a una gran variedad de textiles, comenc&eacute; a importar gasas, algodones, organzas y sedas. Todo en blanco, as&iacute; puedo reducir los descartes de tela al m&iacute;nimo. Desarroll&eacute; mis propias t&eacute;cnicas para te&ntilde;ir las prendas. Antes de empezar a hacer ropa estudi&eacute; pintura muchos a&ntilde;os en la escuela de Bellas Artes. Tengo la teor&iacute;a del color y el instinto. La experiencia del te&ntilde;ido, en la que me asiste Tatiana hace veinte a&ntilde;os, es un gran placer para m&iacute;. Es el momento m&aacute;s &eacute;pico.&nbsp;
L&rsquo;O: &iquest;Us&aacute;s pigmentos naturales?&nbsp;
PM: S&iacute;, pero no son excluyentes. Encontr&eacute; una forma de te&ntilde;ir que consiste en usar una sola olla durante todo el d&iacute;a. Eso me permite convertir la tintura en una acuarela, el color se va transformando a medida que pasan las prendas. Luego descubr&iacute; que en Estados Unidos, donde todo tiene etiqueta, denominaron a esta t&eacute;cnica one batch. A medida que ti&ntilde;o voy haciendo unos libritos, a modo de muestrario, que componen mi propio pantone. Los hago para coleccionar, aunque tambi&eacute;n me permiten mostrar esa peque&ntilde;a vibraci&oacute;n que se genera entre dos colores que parecen pr&aacute;cticamente iguales, pero no lo son. Colgar juntos una organza o un lino en la misma gama me produce una especie de v&eacute;rtigo, esa sensaci&oacute;n que da la m&uacute;sica, no s&eacute;, una emoci&oacute;n que no s&eacute; explicar. Es como si fuese una verdadera sinfon&iacute;a visual que me da mucho placer.&nbsp;

L&rsquo;O: &iquest;Qu&eacute; otros recursos hacen a la identidad de la marca?
PM: Arranqu&eacute; a trabajar con lo que pude, respetuosamente y desde la carencia. Se necesitaba concentraci&oacute;n, creatividad y una buena cuota de sutileza. Al principio compraba lanas en un enorme galp&oacute;n semidestruido en Montevideo a donde iban a parar los excedentes que dejaban los clientes internacionales. Me gustaba subirme a las estanter&iacute;as de tres metros y descubrir que hab&iacute;a en esas cajas. Ahora mando a hacer mi propio hilado porque s&eacute; exactamente qu&eacute; caracter&iacute;sticas f&iacute;sicas busco. Tampoco sobraba la mano de obra. Como mis costureras no ten&iacute;an m&aacute;quinas profesionales, adoptamos la costura francesa, doble e invisible. Muchas de las decisiones que fui tomando partieron de tener pocas opciones.&nbsp;
L&rsquo;O: &iquest;Creas tu molder&iacute;a?
PM: S&iacute;, mi equipo y yo trabajamos con un grupo de modelistas en el desarrollo de nuestros propios moldes. Con Silvana, en especial, tengo una conexi&oacute;n creativa hace muchos a&ntilde;os. Ella es una verdadera int&eacute;rprete de mis ideas, le da forma a los dibujos o conceptos sobre lo que quiero hacer.&nbsp;
L&rsquo;O: &iquest;Y te gusta poner manos a la obra, por ejemplo, tejer?&nbsp;
PM: Bueno, me gusta bordar, te&ntilde;ir, dibujar y pintar, pero no tejo. Suelo hacer las muestras de las texturas que quiero para los su&eacute;ters pero cuando dimensiono la complejidad de lo que estoy pidiendo, retrocedo y simplifico. Creo que el d&iacute;a que me decida a tejer har&eacute; chalequitos en punto santa clara. Hablando en serio, es un arte tan espec&iacute;fico que me despierta admiraci&oacute;n.
L&rsquo;O: &iquest;Cre&eacute;s que, visualmente, tus prendas est&aacute;n conectadas con el paisaje?
PM: Surgen en un contexto natural y a veces me cuesta pensarlas como urbanas, aunque luego las veo circular por la ciudad porque las personas piensan su propio estilismo. De todas formas, creo que habitan mejor los momentos de descanso, el fin de semana, los viajes. O un casamiento en el campo o en otros entornos naturales. Es como si siguieran conectadas con su origen y, a su vez, me permiten a m&iacute; conectar con otros. Al fin y al cabo, siempre se trata de esa conexi&oacute;n. Suelo usar la frase &ldquo;Este momento contiene todos los momentos&rdquo; para describir lo que pasa. Cuando una persona elige algo de la tienda, ese instante contiene todos los momentos que se sucedieron para que esa prenda sea lo que es.&nbsp;
L&rsquo;O: &iquest;Siempre viste en la ropa un modo de conexi&oacute;n?
PM: Cuando era muy peque&ntilde;a, mi madre, mi abuela y mi bisabuela me reten&iacute;an en lo que ellas llamaban la sala de costura. Pas&eacute; los primeros a&ntilde;os de mi vida all&iacute;, antes de empezar a ir a la escuela. La ropa era un lenguaje de infancia. En mi hacer encuentro la forma de llegar a esa persona que elige algo de lo que creamos. Y eso me encanta.&nbsp;

<div style="text-align: center;">Modelo: Javiera D&iacute;az de Vald&eacute;s.&nbsp;Fotograf&iacute;a: Cecilia Glik.&nbsp;Direcci&oacute;n creativa: Mart&iacute;n Kerman.&nbsp;Estilismo:&nbsp; Francisca Rojas &amp; Mar&iacute;a Jos&eacute; Rojas.&nbsp;Makeup y pelo: Gaby Ipar</div>

Paula Martini: al otro lado del río

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