Mark Zuckerberg quiere convertirse en su emperador, las marcas se lo pelean y el mercado del arte ya est&aacute; prosperando en ese mundo virtual. &iquest;C&oacute;mo podr&iacute;a el metaverso transformar nuestras vidas?

El futuro nunca ha parecido tan cercano. Sin la pretensi&oacute;n de ofender a aquellos para quienes los mundos virtuales siguen siendo ciencia ficci&oacute;n, pronto podr&iacute;amos abandonar tierra firme y explorar los confines digitales del metaverso; esos mundos dentro del mundo, potencialmente ilimitados y accesible a trav&eacute;s de cascos de realidad virtual. Una red de territorios alojados en Internet cuyo videojuego Second Life fue uno de los pioneros, donde todos toman forma de avatar y donde ya se pueden hacer negocios, comprar ropa o asistir a conciertos.&nbsp;

LO DIGITAL EN SUBASTA
El mercado del arte ya est&aacute; presente.&nbsp; Las obras digitales que solo existen en pantalla y se comercializan en forma de NFT (certificados de autenticidad y propiedad) se multiplican. La casa de subastas Sotheby's entendi&oacute; r&aacute;pidamente su potencial lucrativo. En octubre lanz&oacute; la plataforma Sotheby's Metaverse, donde organiza subastas de obras virtuales. Las m&aacute;s rentables del momento se llaman CryptoPunks, peque&ntilde;as miniaturas pixeladas que representan rostros ficticios, cuyos precios ya ascienden a los 500.000 d&oacute;lares. "Es una nueva forma de apreciar el arte, con un mercado completamente nuevo, en el que todav&iacute;a no conocemos al 90% de los coleccionistas&rdquo;, dice Michael Bouhanna, quien codirige la rama de arte digital de Sotheby's. A trav&eacute;s de Twitter entra en contacto con j&oacute;venes artistas y coleccionistas que exponen en el metaverso, tal como lo har&iacute;an en una fundaci&oacute;n de arte. &ldquo;Antes de las NFT, el arte digital se consum&iacute;a en instalaciones inmersivas que rara vez pasaban la barrera del mercado. Hoy los artistas pueden vender su trabajo de manera mucho m&aacute;s efectiva&rdquo;, agrega Bouhanna.&nbsp;
La casa de subastas incluso reprodujo su m&iacute;tica sede londinense en el metaverso de Decentraland, desde donde se pueden visitar las galer&iacute;as y exposiciones de NFT, adem&aacute;s de seguir las subastas en directo. Suficiente para llamar la atenci&oacute;n de los compradores tradicionales, que ahora comparten terreno con j&oacute;venes gamers, y donde el poder adquisitivo se cuenta en criptomoneda.
Descrito por primera vez en 1992 por el escritor estadounidense Neil Stephenson en su novela dist&oacute;pica El samurai virtual, el concepto de metaverso ha ido cobrando impulso desde que pas&oacute; al centro de la atenci&oacute;n de un Mark Zuckerberg ansioso por restaurar la imagen de Facebook, Instagram y WhatsApp.

DE HOLLYWOOD A SILICON VALLEY&nbsp;
Porque lo que el cine fantasea, Silicon Valley lo ejecuta. El regreso de Matrix y su ciberespacio creado por m&aacute;quinas para esclavizar a los humanos nunca ha parecido tan actual. En Ready Player One, adaptaci&oacute;n de la novela de Ernest Cline, Steven Spielberg da vida a OASIS, un videojuego de realidad virtual donde los personajes se embarcan en una gigantesca b&uacute;squeda del tesoro. Mientras el mundo real est&aacute; en ruinas, los personajes luchan para gobernar el metaverso. &ldquo;Lo que es fascinante de estas pel&iacute;culas es que muestran la capacidad de los seres humanos para imaginar los pr&oacute;ximos pasos en el desarrollo de la tecnolog&iacute;a, incluso antes de que tengamos las herramientas para ponerlos en pr&aacute;ctica&rdquo;, destaca la doctora Miriam Ross, profesora titular de Estudios de Cine y Realidad Virtual en la Universidad Victoria de Wellington.&nbsp;
&ldquo;Encarnan tanto nuestros sue&ntilde;os como nuestros miedos sobre lo que ser&aacute;n las tecnolog&iacute;as del futuro cercano y c&oacute;mo podr&iacute;an transformar nuestras vidas. Y hay mucho para decir sobre nuestros estados de &aacute;nimo actuales&rdquo;. Para Ross, la realidad virtual tambi&eacute;n ofrece la posibilidad de sumergirse un poco m&aacute;s en el universo ficticio del cine, donde el espectador podr&iacute;a, a largo plazo, interactuar con los elementos y personajes de una pel&iacute;cula, o, incluso, causar un impacto sobre el argumento.&nbsp; A la espera, aprendices de directores apasionados de los videojuegos ya est&aacute;n produciendo pel&iacute;culas dentro del metaverso, como el brit&aacute;nico Joe Hunting, con sus cortometrajes para la plataforma VR Chat. El desaf&iacute;o del universo digital: huir del mundo real hacia realidades m&aacute;s atractivas, donde todos pueden convertirse en la mejor versi&oacute;n de s&iacute; mismos.

DEMOCRATIZAR LA CREACI&Oacute;N
Y convertirse en alguien en la era dorada de las redes sociales es, en principio, mostrar una imagen convincente. Ciertamente no ser&aacute; una obligaci&oacute;n vestirse como un tech-bro en el metaverso; la moda ya ha dado relevantes pasos hacia delante. En el futuro, cada marca podr&iacute;a tener su l&iacute;nea digital, es al menos lo que afirman Natalia Modenova y Daria Shapovalova. Fundaron la plataforma de venta de ropa digital DRESSX, donde es posible encontrar tanto piezas cl&aacute;sicas como trajes de alta costura de ciencia ficci&oacute;n que se pueden comprar como NFT. De hecho, en algunos pa&iacute;ses como el Reino Unido, casi una de cada diez personas compra una prenda solo para publicarla en las redes sociales antes de devolverla (seg&uacute;n una encuesta de Barclaycard). &ldquo;Estas piezas no&nbsp;necesitan ser producidas, solo pueden existir en el espacio digital". Modenova y Shapovalova lo ven, al mismo tiempo, como el futuro de la creaci&oacute;n de&nbsp;contenido y tambi&eacute;n como una forma de compensar la huella de carbono de la moda,&nbsp;reduciendo su producci&oacute;n f&iacute;sica y haci&eacute;ndola m&aacute;s accesible. Por ejemplo, la plataforma ofreci&oacute; recientemente la posibilidad de probarse virtualmente un vestido de alta costura firmado por Balenciaga, al que solo un pu&ntilde;ado de clientes puede acceder en el mundo real.
Desde entonces, la marca ha multiplicado &ldquo;las meta reflexiones&rdquo; en torno a la accesibilidad de la moda: durante la presentaci&oacute;n de la colecci&oacute;n oto&ntilde;o/invierno 2021, Demna Gvasalia, directora art&iacute;stica de la marca, utiliz&oacute; la alfombra roja del Th&eacute;&acirc;tre du Ch&acirc;telet como pasarela, y la llegada de los invitados &ndash;celebridades reales que se hac&iacute;an pasar por modelos&ndash;, como desfile que se transmiti&oacute; en vivo en el interior de la sala. Al finalizar, se proyect&oacute; un episodio exclusivo de Los Simpson, donde Homero, Marge y los dem&aacute;s vuelan a Par&iacute;s y suben al podio de la firma. Un espect&aacute;culo dentro de un espect&aacute;culo dentro de un espect&aacute;culo; una poderosa alegor&iacute;a que ilustra c&oacute;mo los mundos ficticios pueden democratizar la moda. &ldquo;&iexcl;Las sem&aacute;nticas de la moda han cambiado, la industria debe seguirla!&rdquo;, dice&nbsp;Leanne Elliott Young,&nbsp;cofundadora del Instituto de Moda Digital de Londres, inaugurado en 2020. All&iacute; se ense&ntilde;a todo lo relacionado con el futuro de la moda digital, desde la creaci&oacute;n en 3D hasta las ventas en realidad aumentada. Su manifiesto convoca a la transformaci&oacute;n de un &ldquo;sistema que ya no funciona&rdquo; en una industria inclusiva donde todos tendr&aacute;n la oportunidad de tener &eacute;xito y expresar su punto de vista. &ldquo;Defendemos la democratizaci&oacute;n del espacio digital que Mark Zuckerberg ya est&aacute; tratando de colonizar&rdquo;.
Para Leanne Elliott Young, de ning&uacute;n modo se debe permitir que un multimillonario tech privilegiado establezca su dominio sobre el metaverso, que debe seguir siendo un espacio descentralizado sobre el que nadie gobierne.&nbsp;&ldquo;Esta es una oportunidad muy emocionante &ndash;tanto para los individuos como para las industrias creativas&ndash; de ir m&aacute;s all&aacute; de las actuales infraestructuras donde&nbsp;los creadores emergentes son ahogados por los conglomerados&rdquo;, dice. Una apuesta&nbsp;que recuerda los inicios de Internet y actualiza el viejo sue&ntilde;o de la democracia digital, donde todos tienen su lugar y cada voz su eco. O como dice Wade Watts, el joven h&eacute;roe de&nbsp;Ready player one: &ldquo;La gente viene al OASIS por todas las cosas que puede hacer all&iacute;, pero se queda por todo lo que puede llegar a ser".
Traducci&oacute;n: Rita Cox F.&nbsp;

Nos vemos en el metaverso

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