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En el coraz&oacute;n de Polanco, ciudad de M&eacute;xico, se encuentra este hotel boutique que celebra la calma y el equilibrio que surgen de la desconexi&oacute;n. Atenci&oacute;n personalizada,&nbsp;comfort food&nbsp;y rituales ancestrales hacen que la estad&iacute;a sea una experiencia inolvidable.&nbsp;
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En Polanco, uno de los distritos m&aacute;s destacados de la capital mexicana, Las Alcobas se distingue por fusionar dise&ntilde;o, confort y atenci&oacute;n personalizada. Desde su apertura en 2010 el hotel ha apostado por una hospitalidad que combina dise&ntilde;o, calidez y precisi&oacute;n. Cada espacio refleja una intenci&oacute;n clara: ofrecer descanso a trav&eacute;s de la belleza y la funcionalidad. Con 35 habitaciones y suites dise&ntilde;adas por la firma de arquitectos Yabu Pushelberg, el hotel cuenta con maderas c&aacute;lidas, textiles naturales y piezas de artesan&iacute;a mexicana que forman una atm&oacute;sfera &iacute;ntima. Desde las ventanas, la vista hacia la Avenida Masaryk conecta con el pulso urbano sin romper la sensaci&oacute;n de refugio.
Est&eacute;tica con identidad El dise&ntilde;o interior de Las Alcobas combina materiales nobles, luz controlada y arte contempor&aacute;neo para construir una experiencia coherente y serena. Una de las escaleras de madera en espiral, funciona como un eje visual y simb&oacute;lico entre los distintos niveles del recinto. Al ingresar, una obra del artista Roberto Cort&aacute;zar da la bienvenida y anticipa la sensibilidad del lugar. En las habitaciones, detalles como los alebrijes pintados a mano o el minibar inspirado en la Catedral Metropolitana reflejan una identidad mexicana reinterpretada. Tanto la iluminaci&oacute;n como la disposici&oacute;n del mobiliario responden a un mismo principio: equilibrio y armon&iacute;a visual.
Un recorrido de sabores El restaurante Anatol Kitchen, a cargo del chef Rodrigo del Valle, traduce la filosof&iacute;a del hotel al lenguaje gastron&oacute;mico. Su propuesta se basa en la comfort food contempor&aacute;nea, a trav&eacute;s de ingredientes locales y t&eacute;cnicas precisas. El men&uacute; combina platos reconocibles con una ejecuci&oacute;n refinada: flores de calabaza en tempura con miel de cascarillo, flatbread de aguacate con masa madre o el pollo rostizado, preparado durante tres d&iacute;as, son parte de los imperdibles. Los postres, como el alfajor de chocolate Guayaquil con helado de pralin&eacute;, y c&oacute;cteles como el Bloody Oaxacan completan la experiencia.
Un rito de bienestar En el segundo piso, Aurora Spa ofrece un espacio &iacute;ntimo dedicado a la relajaci&oacute;n integral. Su dise&ntilde;o minimalista y el uso de materiales naturales refuerzan la sensaci&oacute;n de calma. Entre sus experiencias m&aacute;s destacadas est&aacute; la llamada &ldquo;Herbolario M&eacute;xico&rdquo;, que combina aceites esenciales y compresas de hierbas calientes inspiradas en la medicina ancestral. Otro de sus tesoros es el &ldquo;Ritual de Sanaci&oacute;n Maya&rdquo;, una ceremonia de dos horas que comienza con una exfoliaci&oacute;n y envoltura de arcilla del cr&aacute;ter Chicxulub &ndash;rica en minerales desintoxicantes&ndash;, y finaliza con un masaje de conchas de lava tibias que liberan la tensi&oacute;n tanto muscular como emocional.

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