Diez obras-gu&iacute;a para recorrer la ciudad, durante el London Fashion Week.

Del 12 al 17 de septiembre, Londres se convierte en el epicentro de la moda durante el evento del a&ntilde;o: el London Fashion Week. En ese marco, los amantes del arte y el dise&ntilde;o, pueden disfrutar de un recorrido por la capital inglesa, hogar de algunas de las obras de arte m&aacute;s ic&oacute;nicas del mundo. Desde los artistas cl&aacute;sicos del Renacimiento hasta las vanguardias, este itinerario explora 10 obras que trazan uno de los tantos recorridos posibles a trav&eacute;s de museos, galer&iacute;as de arte, y espacios al aire libre.
Londres fue, y sigue siendo, cuna de movimientos art&iacute;sticos que marcaron un antes y un despu&eacute;s en la historia del arte: el Romanticismo, representado por William Blake y J.M.W. Turner, la figuraci&oacute;n de Francis Bacon o Lucian Freud o los paisajes de John Constable o Thomas Gainsborough. Adem&aacute;s del arte pop en las figuras de David Hockney y Peter Blake, quienes utilizaron la cultura popular y el dise&ntilde;o gr&aacute;fico para crear obras ic&oacute;nicas, o Damien Hirst, uno de los artistas contempor&aacute;neos m&aacute;s relevantes. Asimismo, Londres cuenta con un gran acervo cultural y patrimonial de innumerables pa&iacute;ses, de todos los tiempos, que son exhibidos en sus espacios y conservados a trav&eacute;s de las &eacute;pocas.&nbsp;
Babel, de Cildo Meireles, en Tate Modern (Media Networks)
Cildo Meireles es un artista conceptual y escultor brasile&ntilde;o, conocido especialmente por sus instalaciones, muchas de las cuales expresan resistencia a la opresi&oacute;n pol&iacute;tica en Brasil. Sus obras, que suelen ser llamativas y de grandes proporciones, no pasan inadvertidas, creando una experiencia fenomenol&oacute;gica a trav&eacute;s de la interacci&oacute;n del espectador. En Babel, una estructura c&oacute;nica de 5 metros de altura, Meireles profundiza en la complejidad del lenguaje, utilizando cientos de radios encendidas que emiten en diferentes lenguas y &eacute;pocas, simbolizando la confusi&oacute;n y fragmentaci&oacute;n comunicativa en el mundo moderno. La obra no solo desaf&iacute;a el mito b&iacute;blico que sit&uacute;a el origen de las lenguas en una &uacute;nica "lengua original", sino que tambi&eacute;n plantea una reflexi&oacute;n sobre la creciente desconexi&oacute;n humana en una era saturada de informaci&oacute;n. Babel invita a cuestionar los l&iacute;mites del entendimiento y la comunicaci&oacute;n global.

Babel, de Cildo Meireles, en Tate Modern (Media Networks)

Cartones, de Raphael, Victoria and Albert Museum
Una serie de obras muy interesantes que no se pueden pasar por alto, son los Cartones de Raphael. Poco despu&eacute;s de su elecci&oacute;n en 1513, el Papa Le&oacute;n XIII encarg&oacute; al artista renacentista diez dise&ntilde;os a gran escala para una serie de tapices destinados a la Capilla Sixtina, que deb&iacute;an ilustrar escenas de las vidas de San Pedro y San Pablo. Cada uno de estos monumentales cartones med&iacute;a cinco metros de ancho por 3,5 de alto y fueron enviados al taller del maestro tejedor Pieter van Aelst en Bruselas, donde se transformaron en los majestuosos tapices que adornaban la Capilla. De los diez dise&ntilde;os originales, siete de estos cartones han sobrevivido. Llegaron a Inglaterra en el siglo XVII, cuando el entonces Pr&iacute;ncipe de Gales, Carlos I, los adquiri&oacute; para la Colecci&oacute;n Real. En 1865, la Reina Victoria los cedi&oacute; al Museo de South Kensington, hoy conocido como el Victoria and Albert Museum, donde han estado en exhibici&oacute;n p&uacute;blica desde entonces. Estos cartones no solo representan la maestr&iacute;a t&eacute;cnica de Raphael, sino tambi&eacute;n un hito en la historia del arte renacentista, al unir el dise&ntilde;o italiano con la manufactura flamenca.&nbsp;

Cartones, de Raphael, Victoria and Albert Museum

La fuente, de Marcel Duchamp, en Tate Modern
Se trata de una de las obras de arte m&aacute;s influyentes del siglo XX. Creada en 1917 por Duchamp y firmada bajo el pseud&oacute;nimo de R. Mutt, la obra fue presentada en la Sociedad de Artistas Independientes y obviamente rechazada. Sin imaginarlo, el artista creaba, de este modo, la primera obra de arte conceptual, marcando un cambio de paradigma en el mundo del arte.&nbsp;
Inaugurado en el a&ntilde;o 2000, Tate Modern es uno de los museos de arte moderno y contempor&aacute;neo m&aacute;s importantes del mundo. Ubicado en la antigua central el&eacute;ctrica de Bankside, el edificio fue transformado por los arquitectos Herzog &amp; de Meuron y su vasta colecci&oacute;n incluye obras de artistas como Pablo Picasso, Andy Warhol, Mark Rothko y Salvador Dal&iacute;, entre tantos otros. Adem&aacute;s de su colecci&oacute;n permanente, es reconocido por sus imponentes instalaciones en la Sala de Turbinas, que alberga obras de grandes artistas contempor&aacute;neos.

La fuente, de Marcel Duchamp, en Tate Modern

El temerario remolcado a dique seco, de J. M. W. Turner, en National Gallery
Turner es uno de los artistas visuales m&aacute;s representativos del arte ingl&eacute;s. Este cuadro, adem&aacute;s, fue elegido por los mismos brit&aacute;nicos como su obra nacional m&aacute;s importante en el a&ntilde;o 2005 y se trata de un &oacute;leo de 90 x 120 cm. Pintada en 1839, la obra representa el HMS Temeraire, un barco de guerra que jug&oacute; un papel crucial en la Batalla de Trafalgar en 1805, que en la imagen est&aacute; siendo remolcado por un vapor hacia su &uacute;ltimo destino para ser desmantelado. La obra captura el contraste entre la gloria pasada de la embarcaci&oacute;n y la modernidad representada por el remolcador a vapor, un tema recurrente en el trabajo de Turner: la transici&oacute;n entre lo viejo y lo nuevo. Adem&aacute;s, es un emblema del romanticismo y la po&eacute;tica que provoca a trav&eacute;s de colores c&aacute;lidos y la luz que lo caracterizan.&nbsp;
La ubicaci&oacute;n estrat&eacute;gica del cuadro en la National Gallery, fundada en 1824, tampoco es casual. Situada en Trafalgar Square, ofrece una colecci&oacute;n de m&aacute;s de 2300 pinturas que abarcan desde el siglo XIII hasta el XIX, y contribuyen a la construcci&oacute;n de la identidad inglesa en el arte y al patrimonio art&iacute;stico internacional.&nbsp;

El temerario remolcado a dique seco, de J. M. W. Turner, en National Gallery

Piedra Rosetta, en British Museum
La Piedra de Rosetta, expuesta en el British Museum, es una de las piezas m&aacute;s importantes en la historia de Egipto y del mundo, ya que su descubrimiento cambi&oacute; la percepci&oacute;n y comprensi&oacute;n del mundo antiguo. Fue descubierta en 1799 en la ciudad de Rosetta durante la campa&ntilde;a de Napole&oacute;n en Egipto. En ella, se observa una inscripci&oacute;n triling&uuml;e en griego, dem&oacute;tico y jerogl&iacute;ficos egipcios. y data del a&ntilde;o 196 a.C. Fue creada para conmemorar un decreto real en Egipto y su importancia radica en que permiti&oacute; a los ling&uuml;istas descifrar los jerogl&iacute;ficos egipcios, un sistema de escritura que hab&iacute;a permanecido ininteligible durante siglos. Tras su descubrimiento, la piedra fue trasladada a Inglaterra en 1801 y, desde entonces, ha estado en el British Museum, donde contin&uacute;a siendo una pieza clave en el estudio y la comprensi&oacute;n de la antigua civilizaci&oacute;n egipcia.&nbsp;

Piedra Rosetta, en British Museum

El columpio, de Jean Honor&eacute; Fragonard, en Wallace Collection
Esta obra de Jean-Honor&eacute; Fragonard, expuesta en Wallace Collection, representa un emblema del rococ&oacute; franc&eacute;s. Pintado alrededor de 1767, esta obra captura una escena l&uacute;dica y rom&aacute;ntica en la que una mujer, en un columpio, es empujada hacia el aire por un hombre escondido en la sombra, mientras su amante observa desde el jard&iacute;n. La obra se destaca por su uso del color y su composici&oacute;n din&aacute;mica, que transmite una sensaci&oacute;n de movimiento y atm&oacute;sfera propia del per&iacute;odo rococ&oacute;. La pintura refleja el estilo exuberante y sensual de Fragonard, y ha sido aclamada como un ejemplo magistral de la pintura francesa del siglo XVIII.&nbsp;
Wallace Collection, por su parte, se encuentra ubicada en el hist&oacute;rico palacio en Manchester Square y alberga una colecci&oacute;n de obras maestras del per&iacute;odo 1600-1800. Fundada por Sir Richard Wallace en el siglo XIX, la colecci&oacute;n incluye pinturas, esculturas y piezas de artistas como Frans Hals, Titian y Rembrandt, entre otros.&nbsp;

El columpio, de Jean Honoré Fragonard, en Wallace Collection

Autorretrato, de Ang&eacute;lica Kauffmann, en National Portrait Gallery
Justo detr&aacute;s de la National Gallery, se ubica la National Portrait Gallery, uno de los museos m&aacute;s famosos de Londres, con una colecci&oacute;n que est&aacute; formada por retratos de personajes destacados de la historia. En esta oportunidad, la obra de Ang&eacute;lica Kaufmann se destaca por su talento y su historia. La artista, nacida en Suiza en el siglo XVIII, fue una ni&ntilde;a prodigio, que desde los 12 a&ntilde;os recibi&oacute; encargos de nobles y cl&eacute;rigos por su destreza para retratar. En su Autorretrato, expresa con elegancia y belleza, su posici&oacute;n en el mundo del arte, enalteciendo su lugar de mujer en una &eacute;poca de grandes limitaciones para la producci&oacute;n art&iacute;stica.&nbsp;
Ang&eacute;lica pint&oacute; grandes figuras a lo largo de su vida. Vivi&oacute; un tiempo en Londres y se hizo amiga &iacute;ntima del pintor Joshua Reynols, entre quienes se retrataban mutuamente con frecuencia. Juntos fundaron la Royal Academy a la que ella contribuy&oacute; con cuatro cuadros. Adem&aacute;s de pintora, ten&iacute;a un gran talento para el canto. Goethe la describi&oacute; como &ldquo;la mujer m&aacute;s dotada de Europa&rdquo;.

Autorretrato, de Angélica Kauffmann, en National Portrait Gallery

Piscina con dos figuras, de David Hockney, en Tate Britain
Piscina con dos figuras (1972) de David Hockney es una de las obras m&aacute;s ic&oacute;nicas del artista brit&aacute;nico, ubicada en Tate Britain. En esta pintura, Hockney representa a un hombre flotando en una piscina mientras otro lo observa desde el borde, capturando la luz brillante y los colores saturados que caracterizan el estilo habitual del artista. Se trata de una de las obras en las que el agua es protagonista, algo que interes&oacute; particularmente a Hockney en su producci&oacute;n pict&oacute;rica. Adem&aacute;s, para hacerla, el artista trabaj&oacute; 18 horas al d&iacute;a sin parar durante dos semanas. Por su parte, Tate Britain se dedica desde 1897 a exhibir arte brit&aacute;nico desde el siglo XVI hasta la actualidad, albergando obras de artistas como Turner, Constable y Bacon, adem&aacute;s de su vasta colecci&oacute;n contempor&aacute;nea.

Piscina con dos figuras, de David Hockney, en Tate Britain

Autorretrato con la oreja vendada, de Vincent Van Gogh, en The Courtauld Gallery
Este retrato de Vincent van Gogh, pintado en 1889, fue creado una semana despu&eacute;s de que el artista dejara el hospital, tras cortarse la mayor parte de su oreja izquierda en un acto desesperado luego de una discusi&oacute;n con Paul Gauguin. Ambos artistas viv&iacute;an juntos en Arles hasta ese episodio en el que Gauguin se march&oacute; a Par&iacute;s y no volvi&oacute; a ver a Vincent. La obra se encuentra actualmente expuesta en The Courtauld Gallery, una galer&iacute;a que alberga una de las colecciones m&aacute;s destacadas de pinturas impresionistas y postimpresionistas en el Reino Unido, incluyendo obras maestras de artistas como Van Gogh, Monet y C&eacute;zanne.&nbsp;

Autorretrato con la oreja vendada, de Vincent Van Gogh, en The Courtauld Gallery

The Meeting Place, de Paul Day, en la estaci&oacute;n de King's Cross
The Meeting Place es una impresionante escultura de Paul Day ubicada en la estaci&oacute;n de King's Cross en Londres. Inaugurada en 2007, esta obra monumental representa a una pareja abrazada y se ha convertido en uno de los puntos m&aacute;s emblem&aacute;ticos de la estaci&oacute;n. La escultura, de 9 metros de altura, est&aacute; hecha en bronce y se sit&uacute;a en el &aacute;rea de la plataforma principal, creando un punto de encuentro visual en uno de los centros neur&aacute;lgicos del transporte londinense. La pieza captura un momento de reencuentro, simbolizando el amor y la conexi&oacute;n humana en el contexto de la vida urbana, los viajes, el tiempo y la fugacidad de la vida.

Londres, a través del arte

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