Cl&eacute;ment Le Coz encontr&oacute; en su etiqueta la forma de volver a los lugares que ama.

&ldquo;Buenos Aires me permiti&oacute; desarrollar una faceta art&iacute;stica que no ten&iacute;a en Francia. Me dio una libertad incre&iacute;ble&rdquo;, sostiene Cl&eacute;ment Le Coz. Naci&oacute; en Par&iacute;s en 1987 y desde chico le interes&oacute; la moda. &ldquo;Un amigo de mi mam&aacute; ven&iacute;a con unas tinturas y hac&iacute;amos dibujos sobre mis jeans. Yo ten&iacute;a 16 a&ntilde;os y me los pon&iacute;a para ir al colegio&rdquo;. Pero su vida fue en otra direcci&oacute;n: estudi&oacute; econom&iacute;a y se fue a trabajar a Ginebra. &ldquo;El mandato social te gu&iacute;a a una carrera conservadora. Si ten&eacute;s un perfil art&iacute;stico nadie te lo dice&rdquo;. Pens&oacute; en irse a Nueva York con su novia de aquel momento, pero se separaron y entonces apareci&oacute; la idea de mudarse a la Argentina. &ldquo;Hab&iacute;a venido en 2010 por turismo y me fascin&oacute;. Llegu&eacute; en noviembre de 2011&rdquo;. Al poco tiempo ya estaba trabajando en una empresa agr&iacute;cola. En 2014 se independiz&oacute; y lanz&oacute; su servicio de concierge, en el que se dedicaba a organizarles la vida a extranjeros que ven&iacute;an a vivir en la ciudad. &ldquo;Me fue bien, pero me hart&eacute;, estaba haciendo algo que no quer&iacute;a. Cerr&eacute; en enero. Durante la pandemia escrib&iacute; un libro&rdquo;.&nbsp;Ma vie &agrave; Buenos Aires se public&oacute; en abril. &ldquo;Al principio estaba haciendo un libro de erudici&oacute;n hist&oacute;rica&nbsp;&iexcl;Un plomo! Hasta que mi terapeuta me dijo: &lsquo;&iquest;Por qu&eacute; no escrib&iacute;s algo personal? Lo que viviste en estos diez a&ntilde;os, las cosas que te gustan&rsquo;&rdquo;. Se divide en cuatro cap&iacute;tulos en los que cuenta desde el lugar que elige para ir a desayunar o para hacer arreglar sus zapatos hasta sus recorridos y espacios de arte favoritos. &ldquo;A partir de las personas que entrevist&eacute; pude entender cu&aacute;l es mi visi&oacute;n est&eacute;tica, gastron&oacute;mica, cultural y social de Buenos Aires&rdquo;.

El libro fue el puntapi&eacute; para lanzarse a un nuevo proyecto en el que ya est&aacute; trabajando de lleno: su propia etiqueta. Se llama La Promesa. La est&aacute; desarrollando con su esposa, Justina Socas, historiadora de arte y artista. Comenzaron a pensarla cuando viajaron a Par&iacute;s en julio de 2021. Recorrieron distintos talleres en Francia e Italia. &ldquo;Pensamos dise&ntilde;os para vestir en un c&oacute;ctel o una comida; para usar en un picnic en el campo o en una terraza en Puerto Madero o La Toscana. La l&iacute;nea es unisex y cuenta con sastrer&iacute;a, zapatos, cinturones, ruanas y pa&ntilde;uelos. Los primeros modelos que hicimos son m&aacute;s setentosos, como un ambo con mucho cuello, pu&ntilde;o y bolsillo&rdquo;.&nbsp;
El plan es producir y comercializar la marca en Par&iacute;s &ndash;salvo las ruanas que se fabricar&aacute;n en Argentina- por el lugar que tiene la capital francesa en la industria internacional. Hace dos meses est&aacute; instalado all&iacute; con su esposa e hija y en septiembre van a presentar la etiqueta en el marco de la Semana de la Moda. Sin embargo, no piensa abandonar Buenos Aires. &ldquo;Queremos que sea el lugar de la familia, para disfrutarlo y crear contenido porque vivimos en una ciudad alucinante&rdquo;.

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