Con apenas 27 a&ntilde;os, la actriz japonesa lleva m&aacute;s de nueve representando internacionalmente a Chanel. El escritor Matthieu Peck se reuni&oacute; con ella en el fondo de un patio parisino, entre flashes fotogr&aacute;ficos.

Es una enorme camelia blanca en el centro de la habitaci&oacute;n. Una flor tan grande que esta vez podr&iacute;a alcanzar y agarrar a un hombre, y no al rev&eacute;s. Es una escultura monumental pero radicalmente sobria, plantada aqu&iacute;, frente a nosotros, en medio del desfile pr&ecirc;t-&agrave;-porter Oto&ntilde;o-Invierno 2023/2024 de Chanel, que est&aacute; a punto de lanzar sus luces, o m&aacute;s bien sus fuegos, cada una de las llamas que son estos cuerpos.&nbsp;
Si ya se sabe por qu&eacute; Gabrielle Chanel adoraba la camelia &mdash;la ausencia de espinas y de perfume, la elegancia neutra y pura&mdash;, no se pod&iacute;a esperar ver a una mujer dentro de ella. De repente, unos grandes ojos se abrieron en su interior. De repente, p&aacute;rpados altos y dos pupilas negras, absolutamente negras, ahora una boca, toda una figura, estos p&eacute;talos que son un rostro proyectado, el de Nana Komatsu.&nbsp;
Es una belleza desmesurada, obviamente. No se trata de esa vulgaridad que confunde belleza con curvas o cintura, no: es una mirada que te atraviesa y te busca el alma, lo que llamamos electricidad. Si est&aacute;s atento a los movimientos de las estrellas, ver&aacute;s en ella esos mundos extra&ntilde;os que, cuando se juntan, reconfiguran la gracia. Ya la hab&iacute;a reconocido, por supuesto, desde que nos conocimos el d&iacute;a anterior. Perm&iacute;tanme que les hable de esta mujer.
Sentado al fondo de un estudio, veinticuatro horas antes, ve&iacute;a c&oacute;mo los flashes fotogr&aacute;ficos inundaban sin tregua la intimidad de un techo. Intentaban en vano congelarse all&iacute;, los idiotas: nunca lo conseguir&iacute;an. Yo tambi&eacute;n esper&eacute; a que Nana Komatsu terminara sus acrobacias, sonriendo y elevando las piernas, hasta que por fin se uni&oacute; a m&iacute; para contarme un poco sobre su trayectoria.&nbsp;
Al principio sent&iacute; curiosidad, porque me hab&iacute;an dicho que era una de esas actrices que, en su propio pa&iacute;s, Jap&oacute;n, ha alcanzado pr&aacute;cticamente el estatus de &iacute;dola. As&iacute; que era normal que empezara pregunt&aacute;ndole su nombre y apellido, a modo de broma, y c&oacute;mo empez&oacute; todo. "Ten&iacute;a apenas 12 a&ntilde;os cuando me vieron en una calle de Tokio. Empec&eacute; como modelo, el cine vino despu&eacute;s, a los 18". Todo el mundo reconocer&aacute; que no hay nada de original en convertirse en modelo a los 12 a&ntilde;os, y luego obsesionarse con todo un pa&iacute;s la d&eacute;cada siguiente. Nana Komatsu se apresur&oacute; a hablarme despu&eacute;s de Chanel, una casa a la que debe mucho, explica: "No era muy conocida cuando me llamaron, fue una sorpresa; esta casa me dio mi oportunidad, ahora hay algo filial entre nosotros". Embajadora, retruco: me gustar&iacute;a saber exactamente qu&eacute; significa eso. Para ser sincero, es un t&eacute;rmino que pertenece a la familia de la palabra "artista", en el sentido de que ya no sabemos realmente lo que significa. Una de esas palabras comod&iacute;n. As&iacute; que, embajadora: "En primer lugar, significa estar cerca de los valores que defiende la empresa. Significa sentirse cerca de Gabrielle Chanel y de la visi&oacute;n actual de Virginie Viard. Como mujeres, ambas son modelos a seguir: asertividad e independencia". De acuerdo, dije, eso ya lo hab&iacute;a o&iacute;do varias veces, antes de que ella a&ntilde;adiera esta frase soberbia, esta frase que quiero anotar: &ldquo;Lo que aprendemos es que hay diferentes maneras de habitar el mundo".&nbsp;
Nana Komatsu me habl&oacute; de sus viajes por aqu&iacute;, de las diferencias fundamentales entre Occidente y Jap&oacute;n, que seg&uacute;n ella se pueden resumir en el hecho de que, all&iacute;, la mera idea de llevar zapatos en un dormitorio te pone la piel de gallina, literalmente. Al principio pens&eacute; que era una exageraci&oacute;n, ya que nunca hab&iacute;a puesto un pie en Jap&oacute;n, pero pronto me di cuenta de que no lo era, y que incluso deb&iacute;a cambiar de tema: lo que nos pone nerviosos es una parte importante de nuestra personalidad.&nbsp;
Y as&iacute; comenz&oacute; su carrera de actriz, a los 18 a&ntilde;os, con relativa naturalidad, como quien se despide de un desconocido: en un abrir y cerrar de ojos. Interpret&oacute; papeles alternativamente oscuros y luminosos, diferentes caminos en los que "intentaba encontrarme a m&iacute; misma, descubrirme y, a veces, incluso exorcizar cosas". Me encant&oacute; la honestidad con la que confes&oacute; que esas cosas son muy dif&iacute;ciles de expresar con palabras. Lo s&eacute; muy bien: los silencios son las pistas m&aacute;s bellas, detalles que se detectan por la temperatura, no por el ruido.&nbsp;
En ese momento, Nana Komatsu tuvo que volver y hacer que los flashes de los techos se volvieran locos otra vez. Ya llev&aacute;bamos treinta minutos hablando y no hab&iacute;a resuelto la cuesti&oacute;n de si la fruta que ten&iacute;amos delante era de verdad o de pl&aacute;stico. Se alegr&oacute; de que pronto tuviera lugar en Jap&oacute;n, el 1 de junio, un desfile de Chanel. M&eacute;tiers d'art, as&iacute; se llama la colecci&oacute;n, o m&aacute;s bien una r&eacute;plica del desfile M&eacute;tiers d'art que tuvo lugar en Dakar el pasado mes de diciembre: desde hace mucho tiempo, explic&oacute;, Chanel trabaja para salvar de la extinci&oacute;n a ciertas industrias artesanales. El famoso "savoir-faire" del que o&iacute;mos hablar a menudo, pero esto es de verdad, y no s&oacute;lo una ilusi&oacute;n en un discurso. Es un gran lugar que re&uacute;ne todos estos talleres, en el distrito 19 de Par&iacute;s, un lugar que ella tambi&eacute;n tuvo la suerte de visitar: el 19M. "Lo que llama la atenci&oacute;n all&iacute; es que la edad ya no es un problema. El aspecto intergeneracional de todos estos artesanos, esta transmisi&oacute;n del savoir-faire que se respira en el ambiente... realmente deber&iacute;as visitarlo". Es cierto, pens&eacute; al despedirme, la pasi&oacute;n sin dudas tiene su propio perfume.
Fotograf&iacute;as: Emma Panchot. Estilismo: Jennfier Eym&egrave;re. Peinado: Natsumi Ebiko. Maquillaje: Uda Kesho. Asistente de estilismo: Kenzia Bengel de Vaulx.

Nana Komatsu. La dama de las camelias

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