Zapateras argentinas es un grupo de 24 artesanas que trabaja colectivamente en potenciar los procesos creativos y productivos de sus marcas. Hermandad de género para avanzar.

Se cruzaban en talleres, almacenes de suelas, curtiembres, y compart&iacute;an experiencias sobre lo dif&iacute;cil que es crear y producir calzado en un gremio hist&oacute;ricamente dominado por hombres. Trataban de compensar las dificultades de principiantes trocando materiales, haciendo pool de compras para negociar precios o intercambiando listas de proveedores. Fueron esas pr&aacute;cticas las que las llevaron a unirse y crear el grupo Zapateras argentinas, integrado por 24 artesanas de distintos lugares del pa&iacute;s que se organizan para colaborar y visibilizar el trabajo de cada una; una suma creativa donde conviven diferentes estilos y dise&ntilde;os.

El primer contacto se dio entre Lucila Iotti y Luc&iacute;a Rabey (de Toribia Choque) a trav&eacute;s de redes sociales y se fue multiplicando hasta alcanzar zapateras no solo de Buenos Aires, sino tambi&eacute;n del resto del pa&iacute;s y as&iacute; armar una red de contenci&oacute;n. Reconocen que el oficio es muy solitario, por eso estar en comunicaci&oacute;n las une y sostiene, como a Amancay Calzados, de Neuqu&eacute;n, o a Margot Margarit, de Rosario. 
 
Unas m&aacute;s conocidas que otras, algunas con m&aacute;s trayectoria y proyecci&oacute;n, varias con formaci&oacute;n especializada, rindiendo culto a t&eacute;cnicas italianas o a la filosof&iacute;a slow fashion, y tratando de ajustarse al desperdicio cero. Interesadas en formarse, ganar espacios y feminizar el oficio, trabajan en una agenda en com&uacute;n que les permita superar obst&aacute;culos. Hablan de molder&iacute;a, opinan sobre c&oacute;mo hacer m&aacute;s funcionales los dise&ntilde;os y discuten sobre el rol de las zapateras en el actual contexto de mercado para mejorar sus condiciones y realizar procesos sostenibles en una industria cuya capacidad productiva cay&oacute; de manera alarmante. &ldquo;Los zapatos son un medio de expresi&oacute;n, una pieza de vestir y un objeto, para muchos, de colecci&oacute;n; un fetiche y, sobre todo, un trabajo, un medio de subsistencia de muchos artesanos y sus familias, una clara contribuci&oacute;n a la industria nacional&rdquo;, destaca Marcia Quiroz, de Emme Quiroz.

“Los zapatos son un medio de expresión, una pieza de vestir y un objeto, para muchos, de colección; un fetiche y, sobre todo, un trabajo, un medio de subsistencia de muchos artesanos y sus familias, una clara contribución a la industria nacional”, destaca Marcia Quiroz, de Emme Quiroz.

Abrir sus agendas y compartir proveedores y mano de obra fue clave para empezar a pisar fuerte y hacer de sus experiencias y conocimientos un bien com&uacute;n. &ldquo;Y hacemos catarsis antes las dificultades, nos contenemos y re&iacute;mos mucho como ant&iacute;doto ante los actuales problemas comerciales, por ejemplo&rdquo;, dice Lucila Iotti. &iquest;De qu&eacute; otra manera se ayudan? Gaby Roca describe el grupo como una red colaborativa en temas de producci&oacute;n, comercializaci&oacute;n, gesti&oacute;n y capacitaci&oacute;n. Y est&aacute;n organizando un calendario que incluye una muestra y una publicaci&oacute;n para acompa&ntilde;ar a quienes se inicien en la actividad. Entre sus planes adem&aacute;s est&aacute; el dictado de clases, seminarios y cl&iacute;nicas, as&iacute; como la formaci&oacute;n de m&aacute;s artesanas para que se d&eacute; un recambio natural y se sostenga el oficio. Un paso m&aacute;s all&aacute;, bastante ambicioso, es el que se&ntilde;ala Victoria Casc&oacute;n, de Dique: &ldquo;Nos hace falta una marca pa&iacute;s, que agregue valor a nuestras firmas, que nos defina&rdquo;. Optimistas, con la mira en el futuro, ya se apuntan en ferias y puestas comerciales.

La b&uacute;squeda de su propia identidad como marcas independientes y tambi&eacute;n como colectivo es uno de los principales temas que las ocupan. &ldquo;Es preciso un di&aacute;logo entre el dise&ntilde;o proyectual y su realizaci&oacute;n para lograr una propuesta org&aacute;nica, con identidad. Y esto, sin duda, lo conseguiremos con mejores resultados en grupo. Adem&aacute;s, esta vinculaci&oacute;n es una manera de desestructurar el oficio zapatero&rdquo;, precisan Ana Reynaga y Violeta Casta&ntilde;&oacute;n, de Zigzag Estudio. Adscriben al objetivo de llegar a lugares a los que es m&aacute;s dif&iacute;cil acceder solas, siempre dentro de los par&aacute;metros de la hechura artesanal.

Destacan que el porcentaje de los zapatos hechos a mano en nuestro pa&iacute;s es alto, hay experiencia en el manejo de recursos limitados y no por eso menor calidad, de ah&iacute; que se&ntilde;alen que es importante potenciar esa ventaja competitiva de trabajo artesanal &ldquo;como hace 70 a&ntilde;os&rdquo;. El trabajo digno, el pago justo, el hacer de manera sostenible son otros de los grandes temas que debaten y analizan c&oacute;mo concretar en su contacto diario. Un proyecto sororo auspicioso que se afianza.

Romper el molde

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