Desde el Museo D'Orsay hasta Versalles, lo que no hay que perderse en la Ciudad Luz.

Al menos una vez en la vida hay que ir al <a href="https://www.musee-orsay.fr/es/visita/bienvenida.html" target="_blank">Museo D&#39;Orsay</a>. En s&iacute; mismo es una obra de arte: fue construido en la antigua estaci&oacute;n de Orsay durante la Exposici&oacute;n Universal de Par&iacute;s&nbsp;en 1900 y luego restaurada por Gae Aulenti. El museo es uno de los lugares que permanecen en el&nbsp;coraz&oacute;n de quienes visitan esta ciudad y tambi&eacute;n de sus habitantes. Ubicado a orllas&nbsp;del Sena, en el coraz&oacute;n de la ville lumiere (1 Rue de la L&eacute;gion d&#39;Honneur), alberga numerosas obras de impresionismo y posimpresionismo, incluidas las amapolas de Monet, el autorretrato de Van Gogh, los sensuales tahitianos de Gauguin y los trazos caracter&iacute;sticos de Toulouse-Lautrec.

El <a href="https://www.louvre.fr/en" target="_blank">Louvre</a>, en realidad,&nbsp;no necesita presentaci&oacute;n porque es uno&nbsp;museos m&aacute;s famosos del mundo, guardi&aacute;n de obras de arte de valor incalculable de las &eacute;pocas m&aacute;s diversas. Est&aacute;n &quot;La&nbsp;Gioconda&quot; (o &quot;Mona Lisa&quot;), de Leonardo, siempre asediada por turistas, pero hay muchas otras obras maestras (&quot;Afrodita&quot; o &quot;Venus de Milo&quot;, &quot;La victoria alada de Samotracia&quot;&nbsp;y &quot;La Libertad guiando al puebo &quot;, de Delacroix), tesoros antiguos (el &quot;C&oacute;digo de Hamurabi&quot;)&nbsp;y otras obras no tan c&eacute;lebres&nbsp;que vale la pena visitar. El consejo es empezar&nbsp;la visita directamente desde la &quot;Mona Lisa&quot;, preferiblemente por la ma&ntilde;ana, para poder disfrutar del resto del recorrido sin tener esa obra como una cuenta pendiente. Otra recomendaci&oacute;n es reservar la entrada con antelaci&oacute;n para evitar sorpresas desagradables (que ya no haya tickets para ese d&iacute;a)&nbsp;y las largas colas. 
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Al haberse convertido en un s&iacute;mbolo de Par&iacute;s, nos hace sonre&iacute;r pensar que, inicialmente, sufri&oacute; fuertes cr&iacute;ticas. Terminada de construir el 31 de marzo de 1889, con 18038 piezas de metal, se supon&iacute;a que dos a&ntilde;os despu&eacute;s de la exposici&oacute;n para la que hab&iacute;a sido levantada, la <a href="https://www.toureiffel.paris/es" target="_blank">Torre Eiffel</a> deb&iacute;a retirarse.&nbsp;Sin embargo, hoy sigue ah&iacute;, amada a pesar de los fuertes juicios negativos que marcaron su entrada al paisaje de Par&iacute;s. Algunos la llamaron &quot;esqueleto de una torre&quot;, otros la defienieron como &quot;una ara&ntilde;a tr&aacute;gica&quot;. 130 a&ntilde;os despu&eacute;s, recibe la visita de 6 millones de turistas al a&ntilde;o y es el monumento m&aacute;s visitado del mundo. 
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Palacio de Versalles 
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Para llegar hay que alejarse de Par&iacute;s y tomar un tren que para casi frente a sus puertas doradas. Cargado de historia y encanto, el <a href="http://www.chateauversailles.fr/" target="_blank">Palacio de Versalles</a>, una vez visitado, es imposible de olvidar. Una joya arquitect&oacute;nica nacida de los deseos del Rey Sol, todo ha permanecido intacto: los preciosos adornos, la sala de espejos, el papel tapiz floral de la habitaci&oacute;n de Mar&iacute;a Antonieta y la aldea secreta a la que quer&iacute;a escapar del aburrimiento (Le hameau de la Reine), recientemente abierta al p&uacute;blico. Tambi&eacute;n en este caso, como con la mayor&iacute;a de los monumentos parisinos, es recomendable reservar el boleto con anticipaci&oacute;n para evitar una cola interminable en la entrada. 
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Bas&iacute;lica de Sacre Coeur 
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Se puede ver desde lejos, subiendo la colina de Montmartre. A pocos pasos de la Place du Tertre, la plaza m&aacute;s amada por los artistas parisinos de ayer y de hoy, se encuentra la <a href="http://www.sacre-coeur-montmartre.com/espagnol/" target="_blank">Bas&iacute;lica de Sacre Coeur</a> (Sagrado Coraz&oacute;n). Muy blanca y panor&aacute;mica, lo ideal es visitar la iglesia cuando el cielo est&eacute; despejado para observar el paisaje de Par&iacute;s como si se tuviera toda la ciudad a los pies. 
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Mientras se espera que se reconstruya Notre-Dame despu&eacute;s del devastador incendio que la azot&oacute; hace un mes,&nbsp;<a href="http://www.sainte-chapelle.fr/es/" target="_blank">Sainte Chapelle</a>, tambi&eacute;n ubicada en la &Icirc;le de la Cit&eacute;, calma el deseo de disfrutar de la arquitectura g&oacute;tica. Para encontrar la maravilla, hay que&nbsp;subir al segundo piso: la luz que se filtra a trav&eacute;s de las ventanas es incomparable. Uno de los lugares m&aacute;s bellos (y relativamente escondidos) de Par&iacute;s. 
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Una mara&ntilde;a de tubos coloreados y de cristal, en el coraz&oacute;n de Beaubourg. El <a href="https://www.centrepompidou.fr/fr" target="_blank">Centro Nacional de Arte y Cultura Georges&nbsp;Pompidou</a>, dise&ntilde;ado por Renzo Piano y Richard Rogers, est&aacute; entre los museos m&aacute;s famosos del mundo de arte moderno y contempor&aacute;neo. Adem&aacute;s de albergar un centro de investigaci&oacute;n y una biblioteca p&uacute;blica, tiene una colecci&oacute;n de 100 mil obras (Matisse, Duchamp, Picasso, Chagall, Dal&iacute;, Mondrian y Pollock, entre muchos otros artistas c&eacute;lebres). Atenci&oacute;n a la agenda de eventos, porque hay muestras muy interesantes durante todo el a&ntilde;o. 
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El molino m&aacute;s famoso de Par&iacute;s, que desde 1889 hasta hoy ha visto todos los colores. El <a href="http://www.moulinrouge.fr/" target="_blank">Moulin Rouge </a>encarna el esp&iacute;ritu m&aacute;s libertino de la ciudad, el templo del erotismo que se hizo&nbsp;famoso por las ilustraciones de Toulouse-Lautrec. En una visita a Par&iacute;s es imprescindible conocer el Moulin Rouge&nbsp;y sus &iacute;conos: las bailarinas de can-can, las ligas y el champagne, al igual que en sus or&iacute;genes. 
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Opera Garnier de Par&iacute;s 
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Caracterizado por escaleras de color p&uacute;rpura, estucos dorados y majestuosos candelabros, la <a href="https://www.operadeparis.fr/en/visits/palais-garnier" target="_blank">Opera Garnier</a> es un edificio opulento. La mejor manera de visitarla es disfrutar de una noche especial, ya sea un concierto o un espect&aacute;culo de ballet, pero tambi&eacute;n hay una visita guiada disponible que permite descubrir toda la belleza de uno de los s&iacute;mbolos indiscutibles de Par&iacute;s. 
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Arco del Triunfo y Campos El&iacute;seos 
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Ver Par&iacute;s desde aqu&iacute; es una maravilla. El <a href="http://www.paris-arc-de-triomphe.fr/es/" target="_blank">Arco del Triunfo</a>, construido por el arquitecto Jean-Fran&ccedil;ois Chalgrin (que se inspir&oacute;&nbsp;en el arco romano de Titus) a pedido de Napole&oacute;n, tiene&nbsp;50 metros de altura, 45 de longitud y 22 de ancho. Fue&nbsp;inaugurado en 
1836 por el rey Luis&nbsp;Felipe en honor a los ej&eacute;rcitos de la Revoluci&oacute;n y del Imperio y conserva la&nbsp;tumba del soldado desconocido. Una lampara votiva&nbsp;se enciende todos los d&iacute;as a las 18:30 y vale estar ah&iacute; para verlo. Adem&aacute;s, se puede subir a la terraza, que ofrece una vista privilegiada de la ciudad: los Campos El&iacute;seos, la Plaza de la Concordia y los Jardines de las Tuller&iacute;as. Con los ojos llenos de belleza, la mejor manera de continuar la visita en los alrededores es disfrutar de una tarde de compras en las tiendas de dise&ntilde;o ubicadas en el Boulevard des Champs-Elys&eacute;es.

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